Todo es relativo en lo que se refiere al Tiempo.
El Divino Señor de las Dos Tierras miraba embelesado a Lur en brazos de su madre mientras tomaba el pecho, como lo hacían su otra hermana y su tía.
Qué cerca había estado de perder aquello que más amaba, era consciente de que su deseo de proteger a todos también era su debilidad. Pero no podía ser de otra manera, el amor incondicional era así.
Con todo, se prometía una y otra vez que no sufrirían más pérdidas.
Era ahora de devolver el golpe con contundencia y que resonase en toda la Creación como un signo de aviso.
Su padre llegó en ese momento y, tras hacerles unos arrumacos a las pequeñas mientras pequeñas bolas de luz flotaban en la estación, les dijo con tranquilidad:
-Es la hora.
-¿De actuar? -preguntó Nebjeperure.
El Hijo de Atón sonrió y negó con la cabeza antes de contestar:
-De pensar en cómo actuar.
El joven regente vio cómo Ib entregaba a la pequeña Lur a su enmaet y cómo los pequeños leopardos se quedaban muy cerca de las más jóvenes.
-Estarán bien -dijo su padre.
Él los condujo a la sala de recepciones privadas. Allí ya estaban los dioses, la Matriarca de la Primera Casa y la reina de los elfos solares.
Con todo lo ocurridos semanas atrás, habían acordado que seguirían actuando como si no se hubieran recuperado del golpe recibido. De modo que los fieles de las deidades seguían en la suposición de que les estaban poniendo a prueba. Y nadie salía o entraba de la ciudad para que no hubiera filtración alguna.
Poco después llegaron el Magnífico y su Gran Esposa Real, la cual tomó asiento junto a Nessariäh mientras abuelo y nieto se saludaban asiéndose del brazo.
Pero todavía no estaban todos.
El joven regente dejó a un lado el Emblema de Atón para abrazar a Mek con cariño el cual respondió con un lengüetazo en la cara y un sonoro ronroneo.
-Mi gatote, te quiero.
El gran felino se restregó contra él mientras oía a su madre decir divertida:
-Hay cosas que nunca cambiarán.
-Hay ciertas princesas que te esperarán con ganas -le susurró al oído a Mek.
Luego se levantó para abrazar a su madre:
-Madre.
-¿Has descansado bien? -le preguntó esta.
El rey de la Tierra Negra rio divertido:
-Lo que me han dejado los deberes reales -miró a su abuelo-. No he podido escaparme de todos.
El sabio regente replicó:
-Porque tampoco es bueno, forma parte de la fachada de cara al exterior.
-Pero supongo que estarás listo -dijo Usermaatre agarrándole del brazo-. Y si no lo estás, te entrenas con Kate.
Esta agachó las orejas avergonzada.
-No sé yo… yo sería un desastre a la hora de ayudarla a disimular sus emociones e instinto -hizo una pausa-. Espero que Madre no esté siendo muy dura, si lo es porque ve buena madera en ti.
Kate contestó:
-Está… está bien… está teniendo mucha paciencia conmigo.
-Tú tranquila que tenemos voluntarias suficientes para atusarte la cola -dijo divertido el Gran Vidente.
Entonces el rey de Shemeu y Tamejeu le preguntó a su madre:
-¿Ya tienes un plan Madre?
-Como mínimo uno -dijo con confianza Araushnee.
Corellon replicó:
-Es su especialidad.
-Y la vuestra arruinarlos -les dijo su madre ceñuda
El rey de los dioses élficos bromeó:
-Si no lo hiciéramos te aburrirías.
-¿Entonces cuál es el plan? -preguntó de nuevo Nebjeperure.
-El problema que tenemos con este endiablado Dios es que puede moldear el tiempo y el espacio -replicó su madre rodando los ojos- Y eso hace que la batalla tenga que ser diferente a la de la Antártida, al menos al comienzo, hasta que lo llevemos a nuestro terreno de juegos- añadió con calma.
-¿Y cómo lo engañamos para atraerlo? -preguntó la reina de los elfos solares Lyra Abdella.
La Matriarca de la Primera Casa Shina Olinn inquirió:
-¿Y cómo lo detendremos?
Su madre sonrió a medias.
-¿No le gusta tanto escapar? No vamos a atraerlo, vamos a llevarlo directamente persiguiéndolo -luego miró a la Matriarca- Si no pudo tocar ni a Core ni a Loth ni a Anje durante mes y medio significa que no puede entrar y si no puede entrar… tampoco puede salir -dijo esto último con una media sonrisa.
Nebjeperure lo pensó un momento antes de comentar:
-¿Quieres llevarlo a un plano?
-¿Y cómo vamos a hacer que huya de nosotros hacia allí? -agregó el Gran Vidente.
La reina de los elfos solares Lyra Abdella dijo pensativa:
-Hablas… de crear un plano específicamente para él.
Luan asintió ante las palabras de Lyra Abdella para luego cruzarse de brazos antes de responderle a su padre:
-Hay muchas formas en las cuales los aliados nos pueden ayudar en una batalla -comentó con tranquilidad- En esta realidad también hay Dioses del tiempo y del espacio, sería coordinarlos con Madre para que en uno de sus saltos modifiquen dónde va a caer.
Su padre inquirió patidifuso:
-¿Pueden hacer eso?
-Ni te imaginas las cosas que pueden hacer -dijo la Reina Araña.
Su abuelo terció pensativo:
-Para eso hay que coordinarse muy bien… y estar bien conectado.
-Por eso van a tener que ensayarlo un par de veces antes, es una única oportunidad, sino luego ya sabrá que estamos intentando hacer -replicó su madre.
El joven regente planteó:
-¿Y cómo vamos a hacerlo sin que se entere?
-Porque ya lo hemos hecho mi pequeño, tú y yo lo tenemos aquí -le dijo ella tocándose la sien- con que tengan nuestros recuerdos podrán repetir el recuerdo las veces que quieran y así averiguar su patrón para saber el momento exacto en el cual actuar.
-¿A qué dioses llamamos? -preguntó el sabio regente antes de argumentar- Ya que hay varios de ese campo.
-Creo que en eso mi hijo tiene más conocimiento que yo -comentó su madre.
El rey de la Tierra Negra los pensó un momento antes de decir:
-Será mejor llamar a todos, así se cubrirán todos los flancos y no tendrá forma de salir.
-Cómo sabía que dirías eso… -replicó ella poniendo cara de circunstancia.
-Yo lo ayudaré -comentó Gaia apareciendo de la nada sorprendiéndolos un poco a todos
-Ya tenemos suficientes gatos Gaia para que empieces a comportarte como uno más -le dijo su madre antes de ponerse en pie.
-¿A dónde vas tú ahora? -le preguntaría Usermaatre.
-A por una cosa que estuve guardando por si la necesitábamos -comentó antes de retirarse.
-¿He dicho algo malo? -preguntó el joven regente.
La Matriarca de la Primera Casa Shina Olinn respondió:
-No me lo parece.
Tras varios minutos su madre volvió sin aparentemente nada, pero se acercó a él para tenderle una runa que brillaría en rojo.
-¿Y esta runa Madre? -preguntó con extrañeza cogiéndola.
-Las puse en la cama cuando nacieron las pequeñas para reconducir el poder de sus madres, pero estamos hablando de que fueron tres partos simultáneos, tampoco quería que volara toda la Antípoda así que no las usé todas -se sentó de nuevo- Tira del poder que guarda la runa para hacer las invocaciones o llegarás exhausto a la pelea con la matadioses.
Nebjeperure agarró la runa y dijo agradecido:
-Gracias Madre…
-¿Y la Matadioses tiene algo en especial aparte de matar deidades? -quiso saber el Magnífico.
-Es interesante que lo menciones porque tiene una peculiaridad que por eso la hace tan peligrosa -le dijo su madre mirando a su abuelo- Es invisible –él abrió la boca para replicar que todos la habían visto y ella se apresuró aclararle-. No para el ojo, sino en el sentido mágico, es como la bala que alcanzó a Akh, él ahí la vio por su videncia, no porque la bala tuviera algún rastro, la matadioses es un arma que no tiene ningún tipo de rastro, como una comida sin sabor.
Todos observaron que Kate agachaba las orejas arrepentida al recordar ese momento.
-No te martirices Kate -le dijo Nessariäh.
Nebjeperure aseguró:
-Me prepararé para ella, no dejaré que me supere -hizo una pausa-. Y lo mejor es quitársela para que no haga daño a nadie más en ninguna parte.
Usermaatre le aconsejó:
-Guárdala con las máximas protecciones para que nadie pueda poseerla.
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