No importa dónde estés, te encontraré y te recuperaré.
Las imágenes se sucedían una y otra vez atormentándolo. Corellon y Araushnee muertos sin que él pudiera hacer nada para evitarlo. Y el dolor convertido en furia que lo llevó en su búsqueda enfrentándose a cada vez más poderosos demonios agotándolo hasta la extenuación sin llegar a su objetivo.
Por mucho que intentara cambiar las cosas, nada cambiaba. Su frustración y agonía crecían sin remedio. Había perdido a sus padres y no los había podido ni proteger y ni recuperarlos.
Por mucho que se esforzara lo único que le quedaba era un abismo de dolor sin consuelo y la impotencia.
Siendo él el ser más poderoso… ¿cómo no había sido capaz de hacer lo justo?
Una suave voz lo llamaba y lo hacía alejarse de la negritud.
Abrió los ojos para encontrar con el rostro preocupado de Ib, la cual sonrió cuando lo vio despertar.
-¿Neb?
-Todo es real… Corellon y Araushnee… -empezó a decir acongojado.
Su Gran Esposa Real le puso un dedo sobre sus labios:
-Shhh, hay una manera de recuperarlos.
¿Cómo se recuperaba a los dioses muertos? Cuando lo hacían generalmente era porque alguien quería sustituirlos o perdían seguidores. Aquello sería una hecatombe para elfos y drows.
-¿Cómo? -preguntó con un hilo de voz.
Su amada le dijo con cariño:
-Primero come y vístete de acuerdo a tu rango.
-¿Y Lur, Sitre, Meresanj, MeketBastet y Meritre? -inquirió inquieto.
Ellas eran las más vulnerables. Si él no había podido proteger a dos dioses de aquella horrible amenaza… ¿cómo iba a proteger a las mas pequeñas de la familia?
Ib respondió.
-Ellas están bien, la familia las protege.
Un gruñido lo sobresaltó. Ahí estaba Mek, el gatote que tan bien había cuidado siempre de él. Sólo que ahora era de un tamaño mucho mayor.
–Mek… ¿has crecido?
Siendo el mayor sus hermanos, Sa ahora mismo parecía una cría recién nacida en proporción. ¿Cómo era eso posible?
El gran leopardo restregó su enorme cabeza contra su brazo. Él intentó rodearla con sus brazos mientras colocaba su frente entre sus orejas:
-Mi gatote protector, te quiero… siendo haber… fracasado.
Entonces el gran leopardo emitió un gruñido con el que pretendía regañarle por decir esas cosas. ¿Qué otra cosa podía decir? Esa era la realidad.
Seguidamente el felino le señaló el baño instándole a que hiciera lo que le había pedido Ib.
No le dejaban otra opción claro estaba.
Así que fue a hacer sus necesidades, a la lavarse y dejar que lo vistieran. Para cuando regresó habían colocado sobre una mesa un suculento manjar. Al principio su estómago se cerró, como diciéndole que por su fracaso no era merecedor de ello… pero cuando llegaron los olores no se pudo resistir.
Devoró con ansia, como si llevara una semana sin comer, lo cual le llevó a otra preguntar:
-¿Cuánto tiempo llevo…?
-Una semana -dijo Ib acercándose a él.
Oh no, oh no. Una semana era suficiente para que Isefet reclamara su supremacía y se hiciera fuerte frente a su familia.
-Pero tranquilo, todo está controlado -le aseguró su amada.
El joven regente dijo aferrándose a la esperanza:
-Has dicho que hay una manera de recuperar a Corellon y Araushnee.
-Están en un plano creado por tu hermana para protegerlos -le explicó Ib con tranquilidad.
Nebjeperure alzó una ceja y cuestionó:
-¿Anje?
¿Su primera Gran Esposa Real había rescatado a sus primeros padres de la destrucción?
Sintió un estremecimiento. ¿Y si eso llamaba la atención de la matadioses e iba por ella? Eso sería como matarle a él el caos descontrolado se desataría y supondría la destrucción de la Creación.
-Tengo que ir con ella antes de que… -dijo levantándose.
Entonces Mek se sentó ante él y le ronroneó como para decirle que todo estaba bien, que no se preocupara.
–Mek, no quiero que nadie más sufra esto.
-Nadie más va a sufrir -le dijo Ib-. Estamos todos juntos en esto.
Nebjeperure preguntó:
-¿Y Madre…?
Lo último que recordaba…
Seguro que estaba agotada.
-Tu madre es fuerte, ella y los demás te esperan.
-¿Dónde? -quiso saber.
Ib no le respondió hasta que terminó de comer y asió el Emblema de Atón al que mentalmente le dijo <<No me falles ahora>>
En realidad, nunca lo había hecho… sólo que a cada demonio que derrotaba más energía suya había consumido.
Ahora era él quien debía ser fuerte.
Ib lo llevó a la sala de recepciones privadas. Allí estaban todos los demás. Lo primero que hizo fue ir a abrazar a su madre diciéndole:
-Yo… lo siento…
-No tienes nada que sentir… ahora estamos todos juntos -le recordó la charla que habían tenido cuando lo había ido a detener.
Una lágrima brotó de su ojo derecho y murmuró:
-No estamos todos.
Y estaba claro a quién se refería.
-Los cuerpos están a buen recaudo Nebadur.
-¿El gatote no ha crecido un poco? -quiso saber mirando de refilón a Mek.
Usermaatre se permitió bromear:
-Ahora es talla XXXL.
Su padre lo rodeó entre sus largos brazos y le aseguró:
-Superaremos esto.
-¿Lo sabéis o lo veis?
-No hace falta verlo para saberlo sheri-re -señaló el Gran Vidente.
El Magnífico lo abrazó a su vez en un gesto poco usual en él diciéndole:
-Recuerda el espíritu de la Antártida, nada hay que pueda contra eso.
-¿Anje está en peligro? -quiso saber inquieto.
La reina de los elfos solares Lyra Abdella contestó:
-Si no ha ido a por ella hasta ahora, dudo que lo haga ahora.
-En tal caso se centrará en nosotros al ver que no sucumbimos -señaló la Matriarca de la Primera Casa Shina Olinn.
Nebjeperure les prometió a ambas:
-Recuperaré a ambos.
-Tienes todo nuestro apoyo -dijo la Matriarca de la Primera Casa Shina Olinn.
La reina de los elfos solares Lyra Abdella añadió:
-Nadie sabe lo que ha pasado, sencillamente hemos dejado caer que los dioses les han dado un tiempo a sus hijos para que demuestren que siguen sus enseñanzas.
-¿Entonces… llamo a mi hermana? -preguntó el joven regente.
Para empezar, no sabía qué decirle. Y tampoco de qué humor estaría ella. ¿Le inspiraría confianza como para que accediera a su petición? A fin de cuentas, era su doble, por lo que Araushnee y Corellon en cierto sentido también eran sus padres.
-Mi pequeño, nadie te culpa -le dijo su madre sabiendo que estaría pensando en eso exactamente- Llámala tranquilo -agregó con calma.
El joven regente hizo un gesto afirmativo y, asiendo el báculo se acercó a unas puertas de cedro de Líbano doradas contra las que golpeó tres veces el disco solar.
-Ven a mí, Anjesenpaatón, portadora de la pluma, diosa de la Justicia, la Verdad, la Armonía, la Rectitud y el Equilibrio. Acude a mi llamada en estos aciagos momentos y que los dos planos conecten.
Entonces la puerta se abrió dando paso a una profunda oscuridad.
-¿Qué pasa ahí? -preguntó Usermaatre.
Fue su hermana la que respondió entrando con la pluma en una de sus manos:
-Las fuerzas divinas están inquietas, quieren saber qué pasos vas a dar.
¿Dudaban de él ahora? Mal momento para hacerlo.
Su hermana respondió
–Sen-sheri, dormilón, no dudan de ti -hizo una pausa-. Tienen miedo por lo sucedido, pero se unirán bajo tu mando cuando lo precises. Porque igual que tú, además del miedo, también tienen ira que reconducir y convertir en justicia.
-Anje… sé que te voy a parecer un egoísta -confesó el Divino Señor de las Dos Tierras-. Pero necesito a nuestros padres para poder enfrentarnos a lo que los mató.
Ella lo abrazó con cariño:
-Nuestros padres, has dicho bien -miró a Ib-. Sé que voy con retraso, pero felicidades por todas las pequeñas.
-Nosotros…
-Deja el pasado atrás, no pudimos y eso supuso un gran pesar con el que no merecías cargar -le dijo su primera Gran Esposa Real-. Te espera un gran futuro por delante.
El rey de la Tierra Negra pidió:
-Por favor Anje…
-Lo sé, lo sé… quieres que vuelvan, ahí los tienes -entonces la oscuridad adoptó un tono azulado por el cielo azul y la luz que entraba estratégicamente en una estancia donde se hallaban Corellon y Araushnee sentados en unas sillas ante una mesa donde había un tablero de saba-. Ellos también te han estado esperando -le guiñó un ojo-. Está claro quién es su preferido.
Su madre rodó los ojos al verlos tan tranquilamente jugando.
-Lo que hay que ver -murmuró cruzándose de brazos.
Anje se rio divertida:
-Ha pasado un mes y una semana, gran parte del tiempo me han entretenido con sus batallitas después de intentar de forma contundente que los trajera de vuelta.
-¿Contundente? -planteó la reina de los elfos solares Lyra Abdella.
Su primera Gran Esposa Real respondió:
-Súplicas, órdenes, rotura de objetos… lo que veis es lo que ha sobrevivido de todo aquello. Tuve que recurrir a mis mejores tácticas para apaciguarlos… u os los encontraríais de muy mal humor -hizo una pausa-. Les hice entender que volverían cuando mi hermano fuera a buscarlos.
El Gran Vidente le preguntó:
-¿A qué estás esperando?
No tuvo que volver a repetírselo. Pues entró en aquel plano gritando emocionando:
-¡Araush, Core!
-Nuestro pequeño… -dijo la primera levantándose para abrazarlo.
Corellon le dijo sin que fuera una bronca real:
-Has tardado en venir a buscarnos.
-Me perdí durante un mes… -explicó azorado- y luego dormí durante una semana.
El rey de los dioses élficos le abrazó a su vez:
-¿Pero qué estuviste haciendo?
-Luchar por recuperaros… sólo que aquello que os mató me llevaba en la mala dirección y Madre me trajo de vuelta -dijo Nebjeperure.
La Tejedora del Destino dijo con orgullo:
-Esa es mi hija, una gran madre.
Su madre gruñó, pero todos sabían que en el fondo estaba halagada.
-Si si…la que te espera cuando vuelvas -rezongó.
Su hermana les instó:
-Vamos, poned una mano sobre el hombro de mi hermano y salid de aquí, no quiero volver a teneros como huéspedes, dais demasiados dolores de cabeza.
-Os llevaré con vuestros cuerpos -les prometió el joven regente con lágrimas en los ojos.
Fue Ib quien los guió al lugar en el que yacían. Uno junto al otro, como una pareja real. Los que los velaban se sorprendieron primero para luego empezar a aplaudir cuando ambos se levantaron de vuelta en sus cuerpos.
-Ahora debemos ir a por la matadioses antes de que haga más daño -dijo el rey de los dioses élficos con seriedad.
La Reina Araña le dijo a su madre:
-¿No podemos posponer la bronca para otro momento?
-No olvidéis que necesitamos un plan -señaló Usermaatre.
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