Unidos somos más fuertes que cada uno por separado.
Nebjeperure
-¿Fuiste a empolvarte la nariz? -preguntó divertido.
Ella alzó una ceja y planteó:
-¿De dónde sacas eso?
-De mi abuelo -dijo con naturalidad.
Usermaatre dijo divertido:
-Por qué será que no me extraña -hizo una pausa-. Sólo se echó una siesta.
Alauniira le aconsejó.
-Cuidado con lo que preguntas. Seguramente no te esperarás la respuesta.
-Vamos, vamos, ya sabemos cómo es -comentó la Gran Esposa Real de su padre.
Este solo dijo divertido:
-Su curiosidad nos ha salvado más de una vez.
-Pero más su corazón -terció Corellon.
A lo que añadió la Reina Araña:
-Y también su visión.
-Bueno, bueno… -murmuró él sonrojado-. No es para tanto.
Entonces la Matriarca Shina Olinn preguntó:
-¿Tenéis una tendencia a infravaloraros verdad?
-Habéis dado en el clavo -dijo Usermaatre.
La Reina de los elfos solares Lyra Abdella agregó:
-Se ha demostrado que un humilde grano de arroz es suficiente para alterar una balanza.
El Hijo de Amón señaló:
-Sois muy observadoras, entiendo por qué vuestros dioses os eligieron.
-Esperamos ser dignos de sus enseñanzas -dijo la Reina de los elfos solares Lyra Abdella.
Usermaatre añadió mirando a su madre:
-Y esta vez será por toda la eternidad.
-Oh vamos, deja la formalidad a un lado -le pidió el Hijo de Atón.
Nebjeperure dijo con sinceridad:
-Tengo mucha curiosidad, aunque entre Alauniira, Ib y Nessariäh me han sabido responder… sigo teniendo muchas preguntas sobre vuestras razas.
Corellon sonrió divertido:
-Como siempre.
-Y nadie le va a coartar -dijo Araushnee.
Ahí empezaron la tromba de preguntas sobre costumbres y cultura de ambas razas. Naturalmente estaban experimentando una suerte de Renacimiento en el que muchas cosas habían cambiado y a las que ahora debían adaptarse.
Eran polos opuestos que se unían ahora bajo un objetivo común, el único que importaba. El de garantizar la permanencia del Equilibrio. Tenían que aprender a trabajar juntos, como lo habían hecho en la Antártida, ya que cada uno tenía una perspectiva que enriquecía la del otro.
Tenía mucha curiosidad sobre los drows, se había empapado de su cultura, pero ahora quería saber cómo eran realmente.
En cuanto a los elfos dorados, interiormente aún tenía su temor a que un día decidieran cometer el error de vidas pasadas y encerrarlo en una jaula de oro.
<<Eso no pasará>> le garantizó Corellón <<Araushnee y yo velaremos por ello>>
Y aún así quería darles una oportunidad. A ellos de conocerlo y a él de conocerlos. Sabía de su amor por lo bueno y lo bello. Pero la vida era mucho más completa. Quería saber a qué edad se consideraba un elfo adulto, si tenía que pasar ciertas pruebas para demostrarlo, qué se esperaba de él a partir de ese punto.
A él se le abría un nuevo mundo.
Y con las preguntas y respuestas llevaron a la hora de la cena que estuvo amenizada por la música de ambas razas, los bailes, demostración de combates amistosos e incluso trucos de magia.
Aquello era puro arte, uno que lo fascinaba a él y los pequeños felinos. Las más pequeñas se retiraron enseguida a la cama.
-Luego iré a verte Lur -le prometió a su hija, el prodigio, dándole un beso en la frente.
Las otras pequeñas iban ya en brazos de sus enmaet[1] acompañadas por los felinos que ronronearon alegremente después de rozarse con Mek en señal de respeto y genuino cariño.
-Así que ahora los drows son libre de elegir su deidad, como los demás elfos -observó la Reina de los elfos solares Lyra Abdella.
La Matriarca de la Primera Casa Shina Olinn contestó:
-Si no les convencen las respuestas de la Reina Araña por supuesto, siempre y cuando no incumplan con las bases sobre las que se ha firmado este pacto.
-Se me hace extraño que la Señora del Caos acepte compartir poder a costa de perder seguidores -dijo con franqueza la reina.
La aludida explicó:
-No son auténticos seguidores si me adoran por miedo a ser castigados por mi o sus iguales. Es preferible que sean pocos pero sinceros.
-¿Y habéis tenido un acercamiento a vuestra hija Eillistrae o vuestro hijo Vhaeraun?
-Con nuestra hija está siendo más fácil… aunque tras tanto tiempo es comprensible desconfíe un poco, por eso no voy a forzar las cosas. Y lo mismo se aplica a nuestro hijo, que opina en favor de los varones.
-¿Y por qué es más difícil con vuestro hijo? -preguntó Nebjeperure directamente.
La Tejedora del Destino respondió:
-Porque él ha llegado a propugnar relativamente que la superioridad está en el hombre, de modo que éramos antagónicos.
-Entiendo -dijo el rey de la Tierra Negra-. Hay que suavizar muchas asperezas.
Su madre se apresuró a decir:
-Ah no, no te vas a embarcar en otra Nebadur.
-Pero Madre si no he dicho nada -replicó el aludido sorprendido.
Ella rezongó:
-Ya son mayorcitos para que limen sus diferencias sin tu ayuda.
-¡Madre! -exclamó el rey de Shemeu y Tamejeu.
Usermaatre dijo riéndose entre dientes.
–Soo Controladora.
-Al cuerno -gruñó su madre.
Nebjeperure no pudo evitar reírse.
Comprendía el afán protector de su madre y sabía que su familia estaba al completo de acuerdo con ella. Mas ella ahora tenía una razón de peso más, en realidad todos la tenían; ya que era algo compartido.
-Tranquilízate Madre -le dijo divertido-. No iré a solucionar problemas familiares ajenos, salvo que se presenten aquí para que intervenga.
-Que no se presentarán -gruñó su madre.
El rey de los dioses élficos le aseguró:
-Tranquila, tenemos tiempo para hablar entre nosotros sin involucrar a Nebadur.
-Además que ya tengo trabajo aquí -dijo el joven regente.
Su madre masculló:
-Más trabajo.
-Hacer que la celebración sea memorable por Lur y por el pacto -dijo Nebjeperure antes de preguntar-. ¿En qué estás pensando Madre?
Su madre entrecerró los ojos:
-A mi no me la cuelas jovencito.
-Calma Controladora, ten un poco de fe en tu hijo -dijo Usermaatre colocando una mano en el hombro de ella.
La Reina de los elfos solares Lyra Abdella planteó:
-Lo que a mí me preocupa ahora son los humanos.
-Mira, en eso estamos de acuerdo -dijo su madre.
La Matriarca Shina Olinn comentó:
-Hay que vigilarlos de cerca para que no se vuelva a repetir el mismo desastre.
Nebjeperure apretó los labios. Aquellos recuerdos no le eran gratos, aquellas dos veces habían sido los humanos los que lo habían forzado a optar por reencarnarse, sólo para que se destrozasen entre todos en busca del poder y la riqueza mientras unos pocos intentaban seguir el camino recto.
-¿Eso figura en el Tratado verdad? -planteó su madre ceñuda.
El Protector de Maat le aseguró:
-Sí, claro que figura -hizo una pausa-. Es uno de los muchos puntos negociados.
La Reina de los elfos solares Lyra Abdella escrutó con cierto interés al joven regente antes de inquirir:
-¿Hay algún motivo en particular por el que decidisteis reencarnaros en humano después de lo pasado?
Sabía que esa pregunta iba a acabar saliendo. Lo cierto era que aquella decisión fue muy dura pero necesaria, por la supervivencia de todas las razas. Porque para él no había raza buena o mala… sino que era cuestión de individuos.
-Eso me gustaría saber a mí también -admitió su madre.
El joven monarca suspiró:
-Está bien lo explicaré -tomó aire y lo expulsó-. Elegí nacer como humano para que la Humanidad me reconociese como parte de ella y me respetase más. Y también para que las razas élficas se comprometiesen más con alguien que creerían más vulnerable.
-Prrff ya veo el respeto que te tienen -resopló su madre.
El Grande chasqueó la lengua:
-Alguien se despertó gruñona.
-Al cuerno -dijo la aludida-. Ya sabéis de sobra mi opinión sobre los humanos.
El Hijo de Atón reconoció:
-La conocemos sí.
El Magnífico agregó:
-Pero también sabemos que muchos humanos, durante miles de años, han respetado al Oráculo y acatado sus sentencias. Eso yo lo veo como un avance.
-¿Y qué hay de los sacerdotes? -señaló su madre.
El Gran Vidente comentó:
-Fruta podrida hay en todas las cestas, de nosotros depende quitarla o dejarla ahí.
-Todavía soy escéptica respecto a drows y elfos dorados -reconoció su madre dirigiéndose a ambas representantes-. No os ofendáis.
La Reina de los elfos solares Lyra Abdella contestó:
-Tranquila, lo entendemos.
-No nos ofendemos, lo creemos comprensible -repuso La Matriarca Shina Olinn-. Es normal que una madre quiera proteger a su hijo.
Su madre apostilló:
-Pero os doy un voto de confianza por lo que he visto y porque tenéis memoria a largo plazo y sabéis cuál es vuestro papel -hizo una pausa apretando los puños-. Pero los humanos… con sus vidas tan cortas… son cortoplacistas.
-Pero por eso están aquí estas razas unidas, son su memoria -dijo la Gran Esposa Real de su abuelo.
Nebjeperure agregó:
-Y también porque hay humanos por los que merece la pena luchar, como Kate y la chica que batalló como una heroína en la Antártida tras vencer a Ammit en un autobús -suspiró-. Y porque hubo alguien que pidió a las fuerzas divinas ayuda desde el corazón para erradicar Isefet.
[1] Enmaet: Nodriza
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