Construyendo la paz

A veces la paz llega con una generación que no conoció la crudeza de la guerra.

-Las niñas tienen la visión más clara que los adultos normales -dijo el Gran Vidente-. Ellas ven tu luz y les gusta.

Por fin estaban en casa y por fin podían ser ellos mismos. Ahora tendrían tiempo de sobra para que la ciudad se adaptase a una Familia Real ampliada repentina, aunque ya lo esperaba.

Era toda una alegría. Aunque no descuidaban la seguridad ni lo más mínimo, allí se sentían acogidos y protegidos. Aquel era su terreno al final y quienes lo hollaran tendrían que aceptar sus características.

Kate puso las orejas a los lados avergonzada:

-No sé de dónde sacáis esas cosas.

-¿Nosotros? -planteó retóricamente el Magnífico-. De la experiencia.

Su hijo comentó:

-Y en mi caso ver la verdad de las personas forma parte de mí.

-Mira los felinos -la invitó Ajenatón-. Ellos te reconocen como una favorecida por la diosa.

Los dos que habían aguardado a sus princesas estaban pegados a ellas dejando que los acariciaran emitiendo suaves ronroneos.

-Qué va… será por el olor y a las niñas les gustan mis orejas y mi cola, no paran de tocarlas -replicó Kate roja.

Eso hizo reír a Loth y Corellon mientras Gaia sonreía suavemente.

-El Olor dice muchas cosas -afirmó esta de forma enigmática.

Meritre preguntó:

-¿Tu haces rurrú?

-¿Eh? -cuestionó Kate confundida.

Nebjeperure explicó divertido:

-Que sin ronroneas.

-Oh… no… yo no hago… rurrú -dijo ella cohibida.

Su padre les dijo a las niñas con serenidad:

-Tendréis que aguantar con vuestros nuevos amigos.

Ib planteó ladeando la cabeza:

-¿Y… te atraen los ovillos?

Kate pestañeó sorprendida antes de admitir:

-Pues… no lo sé. no he visto ninguno con esta forma.

La Gran Esposa Real de su padre terció socarrona:

-Eso se puede arreglar.

Unas palabras susurradas y ante Kate apareció un ovillo de tamaño considerable de brillantes colores.

Kate puso las orejas en alto y luego cogió el ovillo con cuidado. En ese momento se le movieron las orejas y la cola.

-Pues… algo sí que me atrae más que antes.

-Umh, pero controlas tus instintos -valoró la Matriarca-. Eso está muy bien.

-Qué bochorno si me pusiera a jugar toda loca con el ovillo -murmuró Kate sonrojada escondiendo la cola.

MeketBastet inquirió:

-¿Cola?

-Tranquila no revelaremos tu secreto -le aseguró el Hijo de Atón.

Kate volvió a sacar la cola.

-Ahora me hace dudar… de las demás cosas que les gusten a los gatos -admitió en un suspiro.

Él dijo tranquilamente:

-No creo que haya nada de lo que debas preocuparte.

-Solo de cinco chiquillas con seis leopardos detrás de ti -bromeó Usermaatre.

Ella dijo con una risa nerviosa imaginándoselo:

-Menudo grupo numeroso.

-Dalo por seguro hasta como mínimo la adolescencia -indicó el sabio regente con una sonrisa.

-Eso es mucho tiempo -señaló Kate abriendo mucho los ojos para mirar a las niñas- No creo… -los miró a ellos- ¿no? también querrán hacer otras cosas.

Nessariäh intervino apaciguadora:

-Naturalmente tienen mucho que aprender mientras crecen así que no estarán todo el rato pegadas a ti mientras atienden sus lecciones o incluso juegan.

-Pero adivina a quién acudirán a contarle sus penas -dijo jocoso el Grande.

Kate hizo aspavientos con las manos apurada.

-No, no, no, yo no soy buena dando consejos, de verdad.

Luan comentó divertida:

-Tu cola lo hará por ti, Gata.

-La mayoría de las veces solo necesitamos que nos escuchen -observó su hijo-. Seguro que eso sí puedes hacerlo.

Kate asintió:

-Sí, eso se me da bien.

-Pues eso es más que suficiente por el momento -dijo el experimentado monarca-. Conforme más nos vayamos conociendo más sabrás qué puedes hacer.

Kate asintió sonriendo mientras su cola comenzaba a moverse lentamente.

-Haré todo lo que esté en mi mano para eso -dijo segura.

Entonces intervino Nebjeperure con despreocupación:

-También tendremos que pensar en dónde ubicar las embajadas de las delegaciones, la drow y la élfica dorada.

Corellon comentó trasnquilamente:

-Ellos son perfectamente capaces de construir su edificio de embajada.

-Y también de no matarse entre ellos -apuntó Loth.

El joven regente susurró:

-Pero lo que rodea la ciudad es puro desierto llano… aparte de algún lejano oasis, ellos querrán tener la embajada cerca de Ajet-Atón -hizo una pausa- ¿Qué tal crear para unos un oasis lleno de árboles con los que puedan trabajar y para otros un montículo que puedan modelar a su manera?

Gaia intervino con una sonrisa:

-Eso me lo dejáis a mí, que en todo este entramado no pude intervenir en nada.

-Oh, eso sería fantástico Gaia, gracias -dijo Ib antes de darle un codazo a su hijo- Y tú deja de preocuparte tanto.

Ajenatón secundó a Nebjeperure:

-Desde luego, confiamos en ti Gaia.

-Tú también estás en tu derecho de divertirte un poco -declaró el Grande.

Y desde luego dio en el clavo, pues Gaia contestó:

-Exacto que he estado un poco aburrida estos meses.

Luan rodó los ojos y dijo en referencia a su hijo:

-No lo hará nunca -seguidamente agregó- Cuando Gaia prepare la zona podemos enviar una avanzada para que vaya construyendo las embajadas, ahí nos podrán decir una estimación de cuánto tardarán y luego será la Gran Fiesta.

Su padre hizo un gesto afirmativo:

-Me parece una fantástica idea.

-Las Gran Fiesta de la nueva alianza y la presentación de las pequeñas -dijo el joven monarca entusiasmado.

Su amada añadió:

-Y el milagro de nuestra hija… que no soltará a su gato me temo.

-Bah, eso dentro del protocolo no tiene ninguna importancia -terció el sabio regente.

Nebjeperure hizo una mueca:

-¿Más protocolo Abuelo, no habéis tenido suficiente?

-El básico para que nos entendamos todos muchacho -indicó el Magnífico-. Solamente unas reglas para el respeto mutuo y una buena comunicación.

-Abuelo… -suspiró su hijo.

Ajenatón rio:

-Que tu madre y tú os encargaréis de adaptar.

-Todos saben a qué vienen y en qué condiciones -dijo Corellon.

Loth agregó:

-Y están avisados sobre tu innata curiosidad que nunca se apaga.

Luan puso cara de circunstancia:

-Cuando piensas que has acabado… más trabajo.

-Que haremos a la perfección para luego permitirnos disfrutar -afirmó la Reina Araña.

Nebjeperure pidió sonrojado:

-Nada de erupcionar volcanes.

-Pero bueno, no vamos a poner limitaciones desde ahora -se quejó el rey de los dioses élficos.

Alauniira terció:

-No hay limitación si hay discreción… esta no es la Fiesta de la Embriaguez. Habrá muchos ojos mirándonos.

Y cualquier traspiés podía provocar que la imagen de la familia empeorase y perdieran el respeto de los invitados y estos dejaran de comportarse. Debían actuar con cautela, aquel acontecimiento no era cualquier cosa y debían convencerlos de aceptar a su hijo en la forma en la que había decidido nacer en esta encarnación.

En general debía quedarles claro de que eran la Familia adecuada para cuidar de su hijo y que no se les pasara por la cabeza hacerles ningún tipo de daño. En cambio, debían aceptar su arbitrio cuando tuvieran algún asunto que no pudieran solucionar del modo civilizado.

Luan sonrió socarrona diciéndole a su madre:

-Así que, los dos a cuarentena por escandalosos.

-Seremos el modelo para nuestros hijos -le prometió la Tejedora del Destino-. Ya llegarán ocasiones más propicias.

-¿Cuándo conspiréis con Gaia para que se desfogue? -planteó Nebjeperure provocando una carcajada general.

Corellón se encogió de hombros:

-Quién sabe, pero cierto es que este es un momento crucial que no debemos descuidar.

-Bueno, al menos las dos partes implicadas están de acuerdo -dijo Luan jocosa.

Ajenatón comentó mirando a las pequeñas:

-Pero sobre todo es momento de disfrutar de nuestras hijas y prepararlas lo mejor posible para lo que está por venir.


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