Guerra y Religión

Todas las religiones pregonan la paz… pero en nombre de todas se ha derramado sangre

-Bueno… -dijo Nebjeperure cubriéndose el rostro y la cabeza con un turbante-. Es la hora.

Su madre preguntó:

-¿Por qué te cubres?

-Es tradición que el rostro del Oráculo no sea visto por quienes acuden a él -informó el Hijo de Amón.

El Protector de Maat agregó:

-Y porque así garantizamos su anonimato cuando quiere llevar una vida normal.

“Si se puede llamar normal a mi vida” pensó el joven regente irónico.

Cogió con firmeza el Emblema de Atón cuyo disco solar aumentó su luminosidad a su contacto.

Apretó los labios sopesando sus posibilidades. Abriría una nueva oportunidad para millones de personas, pero habría quiénes no sabrían qué hacer con su libre albedrío y tendrían pánico ante lo que les parecería un precipicio.

Si quería que las cosas funcionaran, si quería ser digno de la confianza de Gaia, debía hilar muy fino.

Acompañado de su familia y de los enormes felinos salió de la tienda con paso decidido clavando sus ojos en los principales responsables de desequilibrar el mundo en aquellos momentos.

Allí chocaba el mundo islámico consigo mismo entre aquella parte que quería adoptar los usos occidentales y la parte aferrada a sus tradiciones. Por no hablar de aquellos que se movían entre dos aguas haciéndose fuertes con una riqueza que ni siquiera era suya y que hacía mucho daño a Gaia y por ende al desequilibrio.

Pero el problema era más profundo. Al igual que las otras dos grandes religiones monoteístas, esta había tergiversado la voluntad de la Divina Potencia Creadora de tal modo que lo que ordenaban hacer era todo lo contrario a la misma.

-¿Por qué no muestras tu rostro Oráculo? -preguntó uno de aquellos que se creían superiores al resto de habitantes de la Creación.

El Hijo de Amón gruñó:

-Cuida tu lengua y acata la sentencia.

-No sois dignos de verlo -dijo el Divino Señor de las Dos Tierras con tranquilidad-. Aquellos cobardes que no se atreven a ponerle rostro a su Divinidad o su Profeta, deberían temer la sola idea de vislumbrar mi rostro.

-No puedes compararte con Único Dios Verdadero -replicó otro.

Usermaatre susurró:

-Me parece que gastaron todas sus neuronas en causar dolor y no les da para más.

-¡Insolentes! -exclamó el rey de la Tierra Negra-. Como encarnación de la Divina Potencia Creadora conozco a los dioses y he visto todos sus rostros.

El primero de ellos dijo con aspereza:

-Estás yendo en contra de su voluntad.

-¡Yo SOY SU voluntad! -bramó el joven regente- Se os concede el honor de conocerla de primera mano, no la desaprovechéis.

Otra persona murmuró:

-Insolente infiel…

No llegó a acabar la frase pues de repente el suelo se abrió bajo sus pies y desapareció dando un último grito. Esa sería una lección que más les valdría aprender si querían seguir vivos.

-Solo seguimos las consignas del Profeta y sus compañeros -dijo alguien.

El sabio regente replicó:

-Y del dinero.

-Y el petróleo -apuntó Gaia.

El rey de Shemeu y Tamejeu continuó:

-Os voy a decir una cosa sobre vuestro Profeta y sus compañeros. El primero fundó la religión porque las que ya existían lo rechazaron para liderarlas y manipuló en su favor lo que la Divina Potencia Creadora proclama: el respeto a todas las formas de vida.

-El Profeta defiende la vida -dijo alguien extrañado.

Nebjeperure le corrigió:

-Solo la de aquellos de su religión, los demás deben de ser convertidos o ejecutados.

-Por no hablar del status de la mujer -añadió el Hijo de Amón-. Siempre por debajo o detrás del hombre, con menos derechos y más deberes.

La Matriarca preguntó irónica:

-¿Qué sería de vosotros sin mujeres que lo tuvieran todo preparado en vuestras propiedades a vuestro capricho?

-Sería un experimento interesante -valoró Gaia.

El rey de la Tierra Negra agregó:

-A vuestro Profeta lo sacó de la miseria el que le contratara una mujer y además pudo fundar su religión gracias al apoyo económico que esta le otorgaba -hizo una pausa-. ¿Y qué me decís de su hija favorita? No lo sucedió, lo hizo su yerno… me pregunto por qué.

No era la primera religión que dejaba a un lado a la mitad de la comunidad. Se decían distintas, pero al final eran siempre los mismos principios, los mismos perjudicados.

-Y siglo tras siglo persistís en esa actitud que abomina la Divina Potencia Creadora -continuó hablando-. Y también mantenéis viejos rencores entre vosotros y con otras religiones, por los que se ha derramado demasiada sangra inocente.

Su padre comentó:

-Porque nunca ha sido la vuestra o la de vuestros parientes.

-¡Os equivocáis! -exclamó alguien-. Nuestras familias también sufren.

Nebjeperure replicó con rudeza:

-No me insultéis mintiéndome, sólo sufren porque envidian lo que tiene el mundo occidental -hizo una pausa-. Y no es lo que podáis comprar con vuestro petróleo, es la libertad de dirigir sus vidas como quisieran.

-Sólo hay un camino -se atrevió a contradecirle alguien-. Y esa es la voluntad del Único Dios y su Profeta.

El Divino Señor de las Dos Tierras bramó:

-¡Ese camino os ha conducido al borde de la extinción! ¡Deberíais meditar sobre vuestras palabras!

Pero no lo harían por sí solos. Tenían demasiado poder y riqueza como para ello, si por ellos fuera la sangría continuaría mientras ellos siguieran viviendo a todo lujo y confort ocultando sus atentados contra Maat a través de la adquisición de ciertas costumbres y modas occidentales que los modernizaban sin importarles a quién pudieran ofender o herir.

Aquella era su misión, no dejaría que esa gente con ínfulas destruyera la Creación.

Urusalim, Persia… aquel era el camino que debía seguir.

-¡No escucharemos más palabras necias! -se atrevió a gritar alguien.

Ya estaba harto. Si no lo habían aprendido con la pérdida de su amigo, tendrían que experimentarlo ellos mismos.

El rey de la Tierra Negra recitó:

-¡Invoco al Ojo del Sol, que su poder nos permita vivir en Maat!

Los rayos brotaron del disco solar y acertaron de ello en varios de los asistentes. No tuvieron no timo para reaccionar, simplemente fueron fulminados y se esfumaron, como si nunca hubieran existido.

-¿Pero qué… qué estáis haciendo? -preguntó alguien.

Usermaatre replicó serio:

-Si escucháis sus palabras, si acatáis el Orden, salvaréis numerosas vidas.

Los que quedaban se miraron entre ellos, como buscando que alguien les rebatiera. Pero no ocurrió tal cosa, todos le tenían un miedo auténtico.

Por fin se daban cuenta ante quién se encontraban y que era mejor no provocarle.

Una sacudida agitó la tierra de forma que los recién llegados acabaron de rodillas ante ellos, de otro modo no lo hubieran hecho. Así se daban perfecta cuenta, que sus dogmas no los protegerían frente a una Divina Potencia Creadora que supuestamente adoraban.

-Esta es mi proclama -anunció el Divino Señor de las Dos Tierras-. La guerra en Yemen cesa aquí y ahora y vosotros ayudaréis a su reconstrucción -alzó un dedo-. Serán los que habiten esta tierra los que decidan libremente sobre su gobierno y gestión de riquezas -el disco solar resplandeció-. Cualquier intento de manipularlos por vuestra propia parte será castigado con la peor muerte que podáis concebir.

Sus palabras no sentaron nada bien. Pero nadie tuvo el valor de rebatir nada… al menos directamente.

De repente se escuchó una explosión. Alguien, siguiendo sus órdenes, había lanzado un cohete topándose con el escudo que los protegía.

Si alguien todavía guardaba ganas de insubordinarse a su voluntad, estas se habían volatilizado junto al cohete.

-Todavía no he terminado -anunció-. Ahora mismo vuestro libro sagrado se está reescribiendo con las nuevas instrucciones que habréis de seguir y que serán el auténtico legado para vuestros pueblos.

Alguien abrió la boca. Las palabras no salieron pero su pensamiento fue claro para las drow presentes.

-Cree que no puedes hacerlo -dijo Ib.

Nebjeperure sonrió:

-Lo veréis en vuestros ejemplares -seguidamente pasó a decretar-. Vuestros pueblos serán auténticamente libres a la hora de comunicarse con la divinidad, no en vano el rostro de la deidad está en cada rostro de cada persona.

Sus palabras sonaron a herejía pura y dura para más de uno. No fueron pocos los que se vieron obligados a morderse la lengua.

El joven monarca continuó:

-Y en el mismo sentido, la mujer y el que profese otra religión es igual de grato a los ojos de la Divina Potencia Creadora que vosotros. Ambos tendrán sus derechos en igual de condiciones a las vuestras… así que el consejo que me permito daros es que reviséis esas leyes que son más laxas con vosotros que con ellos -hizo una pausa-. Se acabaron las guerras en el amplio sentido de la palabra, da igual el motivo que sea, las diferencias aportan riqueza y como tales serán respetadas y valoradas si queréis aceptarla.

Les estaba arrebatando la fuente de gran parte de la riqueza. Tendrían que buscar otra forma más lícita de encontrarla, siguiendo unas normas consensuadas con los demás interesados en los negocios. Y sabía que ni su abuelo ni Usermaatre se detendrían a la hora de pararles los pies.

-La mujer será libre para ir a donde quiera y hacer la vida que desee sin la supervisión del marido o un familiar masculino -insistió en un punto que sabía que les escocería-. Lo que la lleva a decidir si quiere llevar velo o no… que muestre su piel o su cabello no será motivo de provocación sexual.

Sus interlocutores se removieron inquietos. La idea no les gustaba, les hacía sentirse inseguros respecto a las mujeres. Lo cual delataba lo que ocultaban aquellos dogmas que las mantenía sometidas y sumisas.

-Y si alguien se siente provocado sexualmente por ello -concretó el Divino Señor de las Dos Tierras- que dialogue con la Divina Potencia Creadora para hallar el modo de cambiar ese defecto en él. Lo mismo se aplica a quien tema que ellas ejerzan el poder o tengan capacidad económica como para ser independientes en sus decisiones… que busque el modo en ser una pieza única del plan de la deidad sin hacer mal a nadie.

Su abuelo le hizo un gesto que entendió a la primera y por ello, tras tomar aire, anunció para que quedara más claro:

-Habrá un entendimiento claro entre Occidente y Oriente… y podéis creerme si digo que no sois los primeros en esta situación -cerró los ojos un momento-. Facilitaréis los intercambios culturales y económicos, se acabó el condicionar el comercio internacional para colapsar un mundo que no tiene por qué inmiscuirse en vuestras disputas, estas las arreglaréis entre vosotros siguiendo lo que estable la Divina Potencia Creadora.

Un leve movimiento por parte de su madre le indicó que le quedaba una parte por decretar, una que ni de lejos era menos importante. De hecho, tenía claro que lo que iba a decir iba a trastocar el modo de vida de muchos y que tendrían que buscar un modo lícito para mantenerlo.

-Sois naciones que os habéis enriquecido a cuenta de la dependencia de Occidente del petróleo -declaró el joven regente-. Desde ahora os digo: a partir de ahora nadie tendrá acceso al petróleo.

Sus interlocutores se quedaron completamente pálidos. Eso sí que no se lo esperaban, eso sí que les dejaba en desventaja frente a otros territorios a la hora de contar con aquellos lujos occidentales que tanto les gustaba tener, pero manteniendo aquellas viejas leyes ya caducas.

-Tenéis a vuestro alcance medios ecológicos para obtener la energía necesaria -dijo su abuelo ocultando seguramente lo mucho que le divertía la situación.

El Protector de Maat puntualizó:

-Y sois muy imaginativos cuando os lo proponéis.

Nebjeperure comentó:

-Se terminó la contaminación y el exterminio descontrolado de especies vegetales y animales. Si no lo entendéis así no solo enfureceréis a la divinidad, sino también a Gaia, quien os sustenta.

-¿Gaia? -musitó alguien.

La Gran Esposa Real de su padre respondió:

-Lleváis demasiado tiempo ignorándola y su paciencia a llegado a un límite.

-Si queréis que ella hable bien de vosotros a vuestro dios, convendría que empezarais neutralizando el mal que en ella habéis hecho no solo con vuestras producciones comerciales, sino también con las bélicas -añadió Alauniira.

Era cierto que demasiadas luchas fratricidas y rencores antiguos habían sembrado el planeta de armas que lo dañaban y que lo harían durante mucho tiempo más si no se le ponía remedio. Y para ello no había nadie mejor posicionado que los que habían puesto las armas en primer lugar.

-¿Y cómo… cómo vamos a hacer todo eso? -planteó dubitativo alguien.

Por fin una pregunta sensata una actitud correcta.

Nebjeperure respondió:

-Si de verdad queréis arreglar lo que durante generaciones se ha estropeado, sólo tendréis que hacer una cosa.

-¿Y podemos saber… de qué se trata? -quiso saber la misma persona. Parecía genuinamente interesada.

Todavía había esperanza.

No habían llegado tarde.

Gaia susurró:

-Eso está por ver.

Ya estaba, lo había hecho de nuevo. Se había metido de nuevo en sus pensamientos.

Era algo en lo que estaban trabajando, tenía que darle un margen para que aprendiera que algunos seres debían reflexionar un poco antes de materializar lo ideado… lo cual llevaba a muchos pensamientos a no materializarse nunca.

-Cuando entabléis la comunión con la Divina Potencia Creadora planteadle vuestras preguntas y ella os dará la respuesta precisa -les dijo con tranquilidad-. Y nunca olvidéis que se sabrá de vuestros intentos… este planeta lo siente todo y si sois bueno con él, él será bueno con vosotros.

El Magnífico intervino:

-Y no estaría de más atender a vuestros científicos.

-Pero ciencia y religión… -dudó alguien.

Ahí estaba el cambio. Estaban mejorando.

El Hijo de Atón aseguró:

-Son perfectamente compatibles.

-La ciencia responde a algunas preguntas y la religión a todas las demás -señaló Usermaatre-. Como veréis no riñen entre sí y se compaginan… puede pasar que la religión facilite el camino a la ciencia y viceversa.

-Eso nos llevará… mucho tiempo -lamentó otra persona que no se atrevía a mirarlos.

El sabio regente le indicó:

-Nuestras empresas ayudarán en el proceso.

-¿Porque salís ganando? -cuestionó Gaia.

El Protector de Maat respondió:

-Cuando buscamos que el Orden reine haciendo lo correcto para todo y todos… siempre salimos ganando.

-Eso demuestra que seguimos el camino correcto -dijo su padre.

Gaia comentó escéptica:

-Ya veremos.

-Lo arreglaremos -le prometió Nebjeperure-. La otra opción no es aceptable.

Uno de sus interlocutores preguntó:

-¿Y qué hacemos ahora…?

-Poneros manos a la obra naturalmente -señaló el Gran Vidente-. Y cuanto antes lo hagáis mejor.

Otro aún se atrevió a preguntar:

-¿Podríais al menos conceder el honor de ver vuestro rostro?

-¿Con qué intención? -preguntó su abuelo echando mano a la espada.

La respuesta no era tan inocente como parecía:

-Para poder retratar a lo más cercano a la divinidad.

Ni hablar. No renunciaría su anonimato.

Y además todavía tenían que superar aquella cobardía que les pesaría a la hora de querer llevar a cabo semejante cambio. Era volver a los principios menos corruptos del culto y eso requería de mucho esfuerzo.

-El rostro de la deidad lo encontraréis a vuestro alrededor -les recordó con calma-. En cada hombre, mujer, niño, animal, vegetal o materia.

Ante eso no hubo opción de réplica. Les estaba señalando que la dirección de Maat era ni más ni menos que el respeto a la vida y el reconocimiento a la existencia de la misma.

-Tenéis mucho trabajo por delante -les urgió el Magnífico-. Deberíais poneros manos a la obra.

Lo cual llevó a otra pregunta:

-¿Y cómo sabremos si lo estamos haciendo bien?

-Lo sabréis en base al dolor que provoquéis -afirmó el rey de la Tierra Negra-. Quizá duela al principio un poco, pero luego veréis cómo ese sufrimiento se va esfumando… mientras vosotros y los que siguen la ley del Equilibrio prosperáis.

Su madre comentó tras un intercambio de miradas con Gaia:

-Salvo que haya alguna cosa más que deban saber.

-Esa prosperidad no será inmediata -terció la aludida.

Nebjeperure asintió y dijo:

-Pero será más estable.


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