El Oráculo

Las respuestas vienen a su debido tiempo y por su propio camino

-Y nada como una gran drow para lidiar con los demonios y hacer que trabajen por lo justo -dijo Nebjeperure en parte aliviado porque la atención se desviara.

Su madre le revolvió el pelo de la peluca y le preguntó:

-¿Ahora quién es el que exagera?

-No creo que exagere -opinó Alauniira tranquilamente-. Los drow somos especialistas en tratar con los demonios y hacer que ellos hagan lo que deseemos.

La Gran Esposa Real comentó:

-Preferiblemente en el buen camino.

-Es cierto que la mayoría de los drows emplean los demonios en su propio beneficio -admitió la joven drow.

Nebjeperure le prometió:

-Pero eso va a cambiar te lo aseguro -apretó los puños-. Esta vez será la definitiva y no habrá dolor o rencor que haga retroceder los pasos.

Su madre dijo escéptica:

-Yo no echaría las campanas al vuelo.

-Yo creo en ellos -dijo con firmeza.

Tanto como los echaba de menos. Sabía, sentía, que estaban cerca. Se habían presentado para respaldarle y protegerle en los momentos más trascendentales. Pero sabía que seguían cerca, cuidando de él.

Si al menos volviera a tener con ellos lo que tuvo antaño… pero había tanto dolor acumulado que sabía que no se iba a ir tan fácilmente.

-¿Y bien? -intervino Usermaatre- ¿Alguien tiene alguna idea respecto a Yemen?

Su abuelo valoró:

-Eso va a ser sacudir un nido de avispas.

-Pero creo que no podemos dejarlo pasar -señaló el Gran Vidente mirándolo en una clara señal de advertencia.

Su padre conocía su plan y desde luego le parecía peligroso.

Era comparable a controlar la explosión de la presa. Y como en ese caso, era algo que tenía que pasar para que gran parte de la Humanidad tuviera una relación directa con la Divinidad no con quien decía hablar de parte de ella.

Oh sí, él había sido uno de los que había rechazado al Profeta que pretendía colocarse por encima de él. Había acudido a él después de ser rechazado por judíos y cristianos pensando en que la Divina Potencia Creadora toleraría sus pretensiones… y se había topado con la negativa.

La conclusión de todo aquello era una guerra santa contra todos aquellos cultos que no fueran el suyo. No era la única religión con las manos teñidas de sangre, tampoco la que partía de una historia en la que ella era la víctima… ¿pero cuánta gente había perecido supuestamente en nombre de la Divina Potencia Creadora?

En toda la Historia solo una persona había comprendido hasta cierto punto la naturaleza del Equilibrio y por él se había sacrificado tras haber hecho todo lo posible porque sus creencias no hicieran correr más sangre o discriminase a parte de la Humanidad…

Y como siempre él tenía que lidiar con los platos rotos. Como Ajenre y Ptolomeo… también había acogido en su ciudad a la esposa y la hija que el culto de aquel fundador negaba y había intentado matar.

Suspiró y ante él hizo surgir una fuente de agua.

-Eso es precisamente lo que voy a hacer… sacudir un nido de avispas -anunció el Divino Señor de las Dos Tierras-. Si hago esto… se verán desamparados y entenderán que no cuentan con el favor divino… tendrán que buscar respuestas.

Usermaatre le advirtió:

-Cuidado muchacho que el mundo ya está bastante convulso.

-Es como una herida que escuece porque se está curando -dijo él con la mirada posada en la superficie acuática-. Allí donde ejecuto la voluntad de la Divina Potencia Creadora… solo tienen una posibilidad, hacerle caso.

Después de lo ocurrido en Urusalim debieron de haber aprendido. Pero allí no se dieron por aludidos, así que tocaba tomar unas medidas más drásticas. Frenaría a esos fanáticos religiosos de una vez por todas.

¿Surgirían otras religiones?

Seguramente.

Pero tendrían cuidado con abrir sus sentidos al Orden que imperaba en la creación y seguirlo. Solo tenían que recordar lo que se decía de él en los corrillos… y a estas alturas ya debían saber que estaba trabajando a destajo.

-¿Qué vas a hacer? -preguntó Ib.

El agua reflejó un monumento bien conocido por el mundo y especialmente adorado por los fieles musulmanes que debían visitarlo al menos una vez en la vida y cumplir con los ritos establecidos. Eso se hacía normalmente en una época de año, cuando supuestamente las guerras estaban prohibidas, pero ni eso se respetaba.

-La Meca -susurró Usermaatre.

Ib inquirió:

-¿Qué es?

-Es un lugar sagrado para una de las tres religiones procedentes de mis antepasados -explicó Nebjeperure-. Es allí donde su líder colocó el centro de su religión tras destruir a los ídolos de las religiones anteriores que seguían las tribus nómadas de la región.

El Magnífico gruñó:

-Eso es un avispero muy grande.

-Es lo que necesito -dijo el joven regente-. Si la destruyo podremos entrar en Yemen y restaurar el orden.

El Hijo de Atón inquirió:

-¿No hay alguna alternativa?

El Divino Señor de las Dos Tierras miró el Testamento de los Dioses. Había estado tan cerca de perderlo todo… Sentía que ese era el camino a seguir, pero también temía el precio a pagar.

¿Y si eso era lo que sus enemigos esperaban? Su intervención a semejante escala lo debilitaría y sería más vulnerable.

-Haremos una cosa -le planteó el Magnífico-. Usermaatre, tu madre y yo sondearemos el estado del mundo y te aconsejaremos sobre si esa medida es necesaria.

El rey de Shemeu y Tamejeu objetó:

-¿Y si para entonces ya es tarde?

Sheri-re, encontraremos el modo -le aseguró el Gran Vidente-. Ahora cenaremos y descansaremos… seguro que ellos vendrán con noticias pronto.

El joven regente preguntó:

-¿Y que hago de mientras? ¿Y si vienen a por nosotros?

-No olvides que esta ciudad está bien protegida -dijo su abuelo-. Ahora mismo no están en condiciones de luchar directamente contra nosotros a sabiendas de que contamos con el favor divino y que tenemos su rastro muy fresco.

-¿En serio? -planteó incrédulo.

Su familia siempre lo llamaba a la prudencia, mas nunca rechazaba una buena ventaja cuando se les presentaba. Y esta era una de esas ocasiones.

Entonces oyó una voz familiar que le costó localizar:

-Haced caso a vuestra familia, ellos son sabios y priorizan vuestra protección. Eso es lo más importante en estos momentos.

Para cuando localizó el origen de la voz esa persona se había esfumado.

-¿Son tan descarados los sirvientes aquí? -preguntó Ib perpleja.

La Matriarca le explicó con naturalidad:

-A veces los dioses o la propia Armonía se pronuncian a través de ellos -sonrió-. Nunca desoigas sus consejos, proceden de una perspectiva que no está a nuestro alcance.

El Gran Vidente añadió:

-Así es… parecen invisibles pero a veces ven mucho más que nosotros. Ellos saben de nuestra misión y viven aquí porque están comprometidos con ella.

Gaia dijo pensativa:

-Es curioso que atendáis a los consejos de los servidores.

-Lo es -reconoció el Grande-. Pero en más de una ocasión nos han librado de las horribles consecuencias fruto de nuestro camini.

El sabio regente agregó:

-Y no sólo escuchamos las voces de aquí, sino de aquellos que trabajan para nosotros fuera -hizo una pausa-. Si supieran que sus conversaciones informales son las que más información nos aportan… nos reclamarían que les pagáramos más.

Gaia planteó:

-¿No les pagáis bien?

-Oh claro que sí -dijo el Protector de Maat-. Por eso compiten entre ellos para entrar en nuestras empresas…

Su abuelo puntualizó:

-Sólo que no sabemos que nosotros los hemos seleccionado antes de que piensen en dar el paso.

Gaia dijo pensativa:

-Habláis como si tuvierais al mundo bajo vigilancia.

-Oh pero no como tú -señaló el Grande-. No, nosotros procuramos que el Orden reine a través de medidas sociales y económicas… que suelen andar juntas.

El Hijo de Amón comentó:

-Y desde luego no nos olvidamos de ti, todo aquello que controlamos es respetuoso contigo y procura cuidarte.

-Lo sé -admitió Gaia antes de fruncir el ceño-. Ojalá otros también tuvieran esa actitud.

-Estamos en ello -indicó Usermaatre.

Para entonces ya habían traído toda la comida y pudieron sentarse a saborearla hablando de temas más baladíes. La música y el baile de las danzarinas amenizaban el ambiente, facilitando que se distrajeran por un momento.

Por un momento el mundo más allá de los límites de la Ciudad del Horizonte de Atón no existía, la amenaza no era tan acuciante.

Pero una vez todos se retiraron y él se vio solo en su habitación… el desasosiego volvió a él, lo cual normalmente lo impulsaba a ser imprudente. Pero había hecho una promesa y la cumpliría, su sentencia podía esperar un poco más.

Sin embargo, había algo que le restaba por hacer.

Y para hacer ese algo tenía que llevar a cabo algo que a su padre no le gustaba nada… bueno más bien a sus padres. En cuanto se enterasen recibiría la consabida bronca, pero no quería realizar una ceremonia pública para lo que deseaba hacer.

Así pues, salió al balcón y luego fue por las azoteas hasta que se vio fuera del recinto del Hat-Atón.

Y no precisamente solo.

Allí estaban los dos leopardos negros esperándole. Ambos le gruñeron a modo de reprimenda.

-¿En serio? ¿Vosotros dos no dormís en algún momento?

Los dos sacudieron la cabeza mientras Mek lo absolvía con algo parecido a una risa, lo cual denotaba lo bien que lo conocía. Por no hablar de Sa que estaba más que acostumbrado a sus excursiones extraoficiales.

-¿A dónde vas? -escuchó la voz de Ib a sus espaldas.

¿De verdad?

Nebjeperure apretó los labios y lanzó la pregunta al aire:

-¿Alguien más se apunta o tengo que poner un bando?

Ib se puso delante con una sonrisa pícara mientras los dos grandes felinos miraban a su alrededor fingiendo que la historia no iba con ellos.

-Voy a devolver el Testamento de los Dioses a su sitio -anunció antes de bromear-. No sea que mande a millones de personas a hacer mi trabajo.

La joven drow le recordó:

-Destruir La Meca.

-Eh, eh -se apresuró a aclarar-. No voy a hacer tal cosa a espaldas de la familia.

Porque más le valía que estuvieran al tanto. Eso iba a ser un acontecimiento que iba a sacudir los cimientos de muchos fieles… y si no se controlaba… las cosas podían salir mal. Y eso sería contraproducente.

-También podría hacerles bailar -bromeó-. ¿Te imaginas? Eso sí que supondría un escándalo en su cultura.

Ib planteó:

-¿Bailar es escandaloso?

-Para las mentes muy conservadoras sí -le respondió-. Ya hay choques incluso porque las mujeres vayan más o menso tapadas, así que imagínate el tema del baile.

La joven drow opinó:

-No me gusta esa religión.

-Lo entiendo -dijo él con una sonrisa-. En lugar de avanzar han ido hacia atrás… es como retrasar siglos la cultura occidental.

Juntos se encaminaron al edificio, en el recinto del Gran Templo, que custodiaba las reliquias más poderosas, aquellas a través de las cuales las fuerzas divinas creadoras o la Divina Potencia Creadora se pronunciaban.

Mientras dejaba el cilindro en su lugar reparó en que Ib observaba las reliquias con reverencia, lo cual no era extraño dado que en su cultura se respetaba todo lo que tuviera un mínimo de poder… sobre todo si procedía del aspecto divino.

-Ven, quiero enseñarte una cosa -le dijo cogiéndole de la mano-. Va a ser poco ortodoxo, pero las fuerzas divinas son bastante más tolerantes que sus servidores.

La llevó a través de los altares de los dioses y pasó de largo los de Atón y Amón, además del dedicado a la Divina Potencia Creadora.

Llegaron a la hermosa estancia que guardaba la barca dorada sagrada, aquella que solía servir de oráculo (aunque pareciera irónico) pues la Divina Potencia Creadora solía estar en ella y hacía moverse a sus porteadores hacia delante o hacia atrás para responder a las preguntas que se le hacía.

-Esta es la barca del Oráculo -le presentó a Ib.

Ib planteó extrañada:

-¿No se supone que tú eres el Oráculo?

Nebjeperure se rio:

-Sí, es el Oráculo del Oráculo -seguidamente le aclaró-. Cuando no sé muy bien qué hacer, como por ejemplo hoy con lo de Yemen y La Meca, acudo aquí y pregunto sobre qué hacer a la Divina Potencia Creadora que está montada en la barca.

La joven drow parpadeó e inquirió:

-¿Y te responde?

-Sí, porque tiene un horizonte más amplio que yo y ve las cosas más claras -hizo una pausa observando que no había luz alguna sobre el trono de la embarcación-. Pero hoy creo que no está por la labor, debe de pensar que lo mejor es que espere a ver qué dice la familia… y que lo que ella diga será lo correcto.

Ib reconoció:

-Tu familia es sabia, sobre todo tu madre -sonrió ampliamente-. Creo que ni Yemen ni La Meca serían rivales para ella.

El Divino Señor de las Dos Tierras asintió antes de responder:

-Creo que no tendrían las protecciones suficientes.

-Y además los demás conocen aspectos diferentes del mundo -añadió la joven drow-. Hacen un buen equipo, te aconsejarán bien.

El joven monarca sonrió y la cogió de la mano antes de comentar:

-Sí, en eso no te falta razón -suspiró-. Creo que deberíamos volver antes de que salgan a buscarnos.

Por no hablar de los enormes felinos, estarían deseando de echarse un sueñecito… para variar. Aunque sabía que siempre estarían en alerta protegiendo a la familia. Tanto él como Ib los acariciaron con cariño previamente a encaminarse a la salida.

Pero algo ocurrió antes de abandonar el recinto.

Algo se iluminó en uno de los altares captando la atención de la joven drow que tiró de él hasta llevarlo ante el altar dedicado a la diosa creadora Neith.

-Oh vaya -dijo Ib admirada y emocionada al mismo tiempo.

Un arco resplandecía y se dirigió a ella para que la cogiera. Era una señal clara que ambos podían interpretar.

-Neith te ha elegido Ib -anunció Nebjeperure-. Diosa madre creadora, de la guerra,  de la sabiduría, de la caza, inventora del tejido…

Las lágrimas brotaron de los azules ojos de la joven drow:

-Es… es un gran honor.

-Pues esperemos que no te haya elegido como Suma Sacerdotisa -dijo socarrón.

Ib tragó saliva antes de admitir:

-Me… me conformo con que me escoja… te… tengo mucho que aprender de ella.

-Ya sabes como son los dioses -dijo él apretando su mano-. Si quiere que seas su Suma Sacerdotisa tendrás que luchar contra la actual.

Ella negó con la cabeza y dijo dubitativa:

-No… yo solo quiero tener mi sitio, no quiero quitarle el suyo a nadie.

-Tranquila Ib -le dijo de forma tranquilizadora-. Eso también lo tendrá en cuenta.


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