El camino del conocimiento

Cuantas más miradas más amplio será el horizonte a contemplar

-Madre… aún recuerdo cuando me enseñaste a usar las runas -dijo Nebjeperure con una sonrisa.

Ella le respondió con tranquilidad:

-Sólo te enseñé a usarlas para canalizar tu magia innata -le puso un dedo en la nariz-. Si no me equivoco alguien de pequeño ya usaba demasiado su magia.

El Hijo de Atón se rio:

-No nos dices nada nuevo.

-Además tú tienes magia Nebadur, a ti sólo tuve que enseñarte -su madre chasqueó la lengua-. Lo que hay aquí son muchos novatos que no saben con qué juegan.

El joven regente bajó la mirada:

-Lo sé -apretó los labios sintiéndose en parte responsable, a fin de cuentas antaño la magia no arregló las cosas-. Y la gente ahora cree que el pasado no son más que leyendas.

Nessariäh apostilló:

-Supersticiones.

-Simples trucos -añadió la Matriarca-. Para ellos todo tiene que tener una explicación…

Ib completó demostrando que había captado el concepto:

-Alquímica.

-Más o menos -aceptó el Grande.

Nebjeperure comentó recordando vivencias no tan lejanas:

-Hay novatos que tratan con demonios sin saber con qué juegan, pero también hay novatos que son capaces de sacrificarse frente a estos para frenarlos.

-Eso no es muy sensato -reprobó su madre.

El Divino Señor de las Dos Tierras asintió. Tenía razón, pero a veces la magia más poderosa se escondía en la voluntad de una persona por hacer lo correcto; quizá no tenía muchas nociones, pero a veces sólo bastaba la intención para dar margen a actuar a quienes sabían lo que hacían.

-Es verdad Madre -indicó Nebjeperure-. Pero aún recuerdo a cierta joven que se interpuso entre el monstruo Ammit y nosotros en pleno autobús. Sabía con quién se estaba metiendo y aún así no le importó.

Su padre comentó:

-En parte porque la vida la había tratado muy mal y ya no tenía nada que perder.

-¿Una suicida? -preguntó Ib.

Él le corrigió:

-Una altruista.

-Fue recompensada -aseguró Usermaatre-. La vida la ha tratado mejor desde entonces, Nebmaatre y yo velamos por que así sea.

Su madre ironizó:

-Si tenéis que velar por cada humano de este mundo no dormiréis nunca.

-Son casos únicos Madre -le aseguró Nebjeperure-. Generalmente yo hago que todo el mundo reciba lo que merece… solo que esa chica necesitaba algo más.

La joven drow frunció el ceño:

-¿Cómo que algo más?

¿Eso eran celos? ¿Por qué? ¿Qué se estaba imaginando?

¿Y por qué a él le preocupaba eso?

¿Qué le estaba pasando?

-Acabas de llegar Ib -le dijo tranquilizadora la Matriarca-. Pronto comprenderás cómo funciona todo esto y serás partícipe de ello.

La aludida se sintió un poco azorada y se apresuró a decir:

-Por supuesto que quiero ayudar.

-Este mundo ofrece miles de posibilidades -dijo la Gran Esposa Real de su padre-. Vete descubriéndolas poco a poco y hallarás tu camino.

Ib hizo un gesto afirmativo antes de murmurar:

-Y a mi dios.

-Hay una cosa que debes aprender aquí Ib -le dijo Alauniira-. No te obsesiones con el hecho de tener una deidad a la que dedicarte, ella acudirá a ti en cuanto estés preparada.

La joven admitió:

-Me preocupa que se me considere un desperdicio de la Reina Araña.

-No eres un desperdicio de Araushnee, Ib -le aseguró Nebjeperure-. Ella te ha forjado así como eres porque las personas que no se doblegan a la corrupción de la sociedad drow son de su agrado… y quiere lo mejor para ellas.

Usermaatre opinó con desenfado:

-Y estás en el mejor lugar, una ciudad frontera entre el mundo mágico y el no mágico -sonrió socarrón-. El lugar donde habita el Símbolo Viviente de la Divinidad que hace reinar el Armonía y pone a todo el mundo en su lugar.

Ib repitió:

-A todo el mundo.

-Y a aquellos a los que no llegue él, llegaremos nosotros -intervino el Gran Vidente-. Y si nosotros no lo hacemos… bueno ya has visto a Gaia.

La joven drow dijo pensativa:

-Gaia es… muy poderosa.

-Incluso Gaia tiene que aprender de esta familia -indicó Alauniira-. El aprendizaje no cesa nunca.

Ib parpadeó perpleja antes comentar:

-Yo quiero aprender más.

-Tú tranquila, que siempre tendrás qué aprender -dijo Usermaatre antes de preguntarle- ¿Eres una rata de biblioteca?

-¿Rata de biblioteca?

-Se refiere a si pasas mucho tiempo entre pergaminos y papiros -aclaró Nebjeperure con cierta curiosidad.

La aludida explicó:

-Me gusta estudiar… pero no sólo la teoría, también la práctica.

-Bueno -terció el Gran Vidente-. Aquí tendrás ocasión para todo lo que se te ocurra.

Entonces su madre intervino pensativa:

-¿Por cierto qué es una autobús?

-Ah cierto, hace mucho tiempo que… -cayó en la cuenta Usermaatre antes de explicarle-. Es un medio de transporte moderno, una especie de carro colectivo en el que viajan bastantes personas juntas.

Su madre rodó los ojos:

-Todos humanos supongo.

-Se supone -comentó el joven regente-. Pero a veces usamos ese transporte para perjudicar lo menos posible a Gaia mientras pasamos desapercibidos.

Su madre frunció el ceño:

-Pero también los usan vuestros enemigos.

-Y por eso no nos aburrimos -señaló el Grande-. Hay que proteger a los inocentes.

Entonces recordó lo que había hablado con Gaia cuando la había llamado para detener la nueva pandemia que amenazaba con extinguir la especie humana. Con el desarrollo de la ciencia y la tecnología la población había aumentado haciendo la vida insostenible para el conjunto del planeta… y esta se habría restaurado con naturalidad si los humanos desaparecieran.

Los humanos daban muchos quebraderos de cabeza, pero eran parte de la creación. Sólo había que dar con la manera de que la población humana se ajustara para poder convivir en armonía con las demás especies. Quizá tendría que haber una reducción natural, pero eso requería de un gran esfuerzo, meterse en las mentalidades más arraigadas y cambiarlas.

Decididamente había que hacer algo con los humanos.

Hacían mucho bien, pero en mal tampoco se quedaban mancos. Y en lo segundo habían hecho peligrar el Equilibrio seriamente haciéndolo renacer hasta dos veces.

“Parece que no aprendieron de sus errores”

Quizá por eso, porque para ellos la magia no era más que un conjunto de cuentos. Su memoria era tan reducida…

Pero ahora que recolectaban su Historia y la del Mundo, quizá esta vez fuera la definitiva…

Sólo había que salvarles cada vez que se metieran en problemas y detener a los ambiciosos sacerdotes y sus aliados. Sabía que estos no cejarían en su empeño de destruirlo y usarlo para lograr sus perniciosos objetivos.

Pensó de nuevo en la estatua de su amigo, en lo que había percibido de ella.

El Mal no descansaba e Isefet siempre buscaba el momento para reinar.

Su madre le preguntó con suavidad:

-¿En qué estás pensando Nebadur?

-¿En que necesito vacaciones? -bromeó.

Ella puso cara de circunstancia y le instó:

-En serio.

-Estaba pensando en que con todo el tiempo transcurrido, con magia o sin ella… el bien y el mal siguen batallando con el Equilibrio en juego -explicó Nebjeperure-. Y nosotros somos algo así como los guardianes garantes.

El Grande dijo chistoso:

-Aunque lo de las vacaciones no sería mala idea.

Su padre le preguntó extrañado:

-¿Qué quieres decir con eso?

-Está claro ¿no? -dijo Usermaatre poniendo los brazos en jarra-. Luan e Ib tienen que conocer el mundo que hay detrás de los límites de Ajet-Atón.

La Matriarca dijo pensativa:

-No es mala idea, así se podrían hacer una idea de la situación real por sí mismas.

-Aunque ya sabemos lo que pensará mi abuelo -rio el Divino Señor de las Dos Tierras-. Mucha gente de excursión.

Nessariäh se encogió de hombros:

-Las familias crecen.

-Y más las adineradas -puntualizó el Protector de Maat-. Esas familias suelen ser enormes, no destacaríamos demasiado.

Su padre dijo chistoso:

-Si no destacásemos no seríamos nosotros.

-Yo me encargaré de convencerle -declaró la Gran Esposa Real del Hijo de Amón-. Además, es algo muy racional.

Su madre repitió:

-Racional.

-Sí -explicó Alauniira-. Si nos estamos moviendo constantemente, sin que nadie pueda prever nuestros movimientos, no sólo no nos extrañarán… sino que tendrán complicado atacarnos.

Nebjeperure dijo con socarronería:

-Ya me gustaría ver qué inventa en los papeles de ahí fuera.

-Por eso ni te preocupes -afirmó la amada de su padre-. Esa parte le encanta a su abuelo.

Sí, el Magnífico era un habilidoso con la burocracia fuera de donde fuera. Su paciencia y diplomacia lo llevaba a meterse en unos laberintos que a muchos enloquecerían. Sin embargo, el conseguía resultados inmediatos, naturales y realistas.

-Creo que deberíamos volver a casa -dijo el Gran Vidente-. Y pensar cómo planteamos esa idea a mi padre.

Usermaatre terció con despreocupación:

-Yo me inquietaría por su reacción cuando sepa lo de la estatua.

“Si es que no lo sabe ya”

Los miembros de su familia tenían informantes por todas partes. Cada uno se mantenía al tanto de lo que hacía, decía o le pasaba a los demás. Allí ser un espía resultaba muy lucrativo teniendo en cuenta que eran bastantes y en realidad no tenían que hacer muchos esfuerzos.

Así que pusieron rumbo de vuelta al Hat-Atón.

El camino no estaba tan concurrido, la gente se había retirado en su mayoría a comer. Por lo que lo que más se encontraron eran guardias patrullando que los saludaban con respeto antes de seguir su camino.

Fueron anunciados ante las puertas del Gran Palacio y estas se abrieron. Al otro lado, en los jardines que precedían a la puerta, los esperaba el Jefe de los Intendentes, que los saludó con una pronunciada reverencia:

-Divinidad, Majestades.

-¿Me está llamando Majestad? -preguntó su madre alzando una ceja.

Nebjeperure no pudo evitar reírse antes de explicar:

-Supongo que Ib y tú aún no tenéis estos títulos.

-Se refiere a todos los demás -aclaró Nessariäh.

Su madre inquirió con cierto disgusto:

-¿Me van a poner un título?

-No tardarás en ganártelo -dijo Nebjeperure divertido.

Ella negó:

-No quiero ningún título.

-Para empezar, ya tienes el de mi madre -señaló el rey de la Tierra Negra-. Sólo es cuestión de tiempo que lo proclamo.

Su madre preguntó exasperada:

-¿No hay remedio no?

-No, es imposible -admitió Nebjeperure-. Aquí los títulos indican la cercanía hacia mi persona… el nivel de amor.

-Para eso no hacen falta títulos -gruñó su madre.

El Grande dijo con despreocupación:

-Tranquila, fuera de aquí no nos llaman por los títulos.

El Jefe de los Intendentes carraspeó para captar su atención. En cuanto lo consiguió les solicitó formalmente:

-Por favor, si me hacéis el honor de seguirme… Su Majestad espera en la sala de banquetes.

La magnífica sala estaba ya llena de cortesanos, músicos y sirvientes. Las mesas estaban a rebosar de comida, igual que un rincón lleno de filetes sobre el que se lanzaron Sa y Mek para dar buena cuenta de ellos.

“Espero que las fuerzas divinas nos doten de una buena cantidad de vacas… y de lo demás” pensó irónico Nebjeperure.

Mientas el Jefe de los Intendentes los anunciaba fueron tomando asiendo en sus respectivas mesas adornadas con flores.

-Me parece que no se te puede sacar de casa jovencito -le dijo su abuelo con los ojos entrecerrados.

“Ya empezamos” pensó el rey de Shemeu y Tamejeu observando cómo Alauniira y Nessariäh se ocupaban de sus pequeñas.

Su abuelo se había enterado de todo… como de costumbre.

-Y eso es porque… -empezó a decir.

El sabio regente le preguntó directamente:

-¿Qué ha pasado en el museo?

Si es que lo conocía demasiado bien.

Así que mejor no andarse con rodeos:

-Toqué la estatua de Ptolomeo y… bueno… me sentí un poco mal. Ha pasado algo que amenaza a Maat, pero no sé exactamente lo que es.

-Creemos que está relacionado con la estatua -admitió el Grande-. Pero no sabemos en qué sentido, quizá si salimos fuera de la ciudad encontremos más indicios.

El Magnífico rezongó:

-¿Y pretendes que teniendo una amenaza desconocida en el exterior salgamos a su encuentro sin saber qué es? No voy a exponer a mi nieto de esa forma.

-Estará bien protegido -aseguró su madre.

El Gran Vidente agregó:

-Además Luan e Ib tienen que conocer el mundo que hay fuera, para saber a qué atenerse.

-No estás ayudando Ajenatón -gruñó el Hijo de Amón-. Ya pasan demasiadas cosas raras ahí fuera como para buscar más.

Su madre inquirió:

-¿Demasiadas cosas raras?

-Sí, como la decisión del gobierno moderno de este país de crear una nueva capital -resopló el sabio regente.

Ella ladeó la cabeza:

-¿Y eso es inusual?

-Lo es -explicó el experimentado monarca-. Cuando un dirigente decide erigir una capital nueva desde cero dejando la antigua… debe de tener fuertes motivos.

El Grande inquirió:

-¿Qué es lo que les ha motivado exactamente?

-Oficialmente la sobrepoblación, la aglomeración, el nulo espacio para construir, infraestructuras viejas y defectuosas -enumeró su abuelo.

Su padre inquirió curioso:

-¿Y qué es lo que os escama?

-Los motivos reales, llevan siglos con ese problema y es de un tiempo a esta parte cuando les preocupa… -repuso el Magnífico-. Y la solución resulta ser empezar desde cero.


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