Llegada

Mi familia es mi fuerza y mi debilidad

Luan

Estuvimos un mes en una posada mientras preparaban la casa, para mi desgracia al acuerdo que llegamos fue recuperar las ruinas quemadas de mi antigua Casa.

«Porque claro, no podía ser otra» pensé para mi el día que nos dieron las llaves con esta ya restaurada y dispuesta para que entrásemos y la transformásemos como nosotros viéramos, seguramente con cosas de panteras.

Le tendí la llave a Neb y a Ib los cuales me miraron sabiendo cada uno por su parte qué era ese lugar.

-El pasado es pasado – les aseguré – ahora esta es nuestra nueva casa para nuestra familia – agregué segura para dejar que ellos abrieran la verja y luego entramos a las caballerizas dónde dejamos el carromato y todos empezamos a organizarnos.

Lo bueno es que tenía dinero acumulado de cuando había sido mercader y ese usamos para decorar la casa y asentarnos en la ciudad, sabía que los Dioses podían generarlo pero mejor que no sintieran la magia en las monedas, al fin y al cabo ese dinero llevaba ahí parado Milenios.

Una mañana estaba caminando por un pasillo y llegué a la sala común, que aún que no estaba decorada como antaño no podía evitar recordar antiguas escenas ya que había crecido en esa maldita casa.

-Quizás no fue buena idea cogerla, ¿por qué lo hiciste? – me planteó Loth apareciendo por una esquina.

Yo miré la habitación en su totalidad.

-Conveniencia – admití – Seria muy soberbio exigir un solar de alta alcurnia o sospechoso, pero uno maldito pueden pensar que es algo incluso desesperado, lo cual nos conviene porque nos ven débiles en un principio. Además necesitábamos un lugar que podemos proteger con relativa facilidad a las futuras madres, esta casa es mejor que un carromato o una posada como estuvimos hasta ahora. Aquí podemos levantar defensas y demás…- fue entonces cuando ella me interrumpió.

-Como siempre anteponiendote a los demás – comentó con cariño.

-¿Otra vez con eso? – rodé los ojos – Ya te dije que soy una Protectora – rezongué esto último lo que no me esperaba fue que al girarme el que estuviese caminando hacia mi por el pasillo fuera User y no mi Madre la que hasta ese segundo había estado a mi lado.

» Me la has jugado » le siseé molesta y pude notar su divertimento antes de dejar de notar su presencia.

-¿Me explicarás por qué has estado tan fría estos días que hemos llegado a la casa? O se lo tengo que preguntar a tu Madre – me dijo parándose a mi lado.

La verdad se me hacía curioso verlo como Drow, no estaba tampoco nada mal.

-Estoy bien User – repliqué rodando los ojos.

-Miéntele a otro que te crea – rezongó mosqueado.

Eso me llevó a suspirar, con lo bien que habíamos estado desde el reencuentro no me apetecía volver a las discusiones.

-¿Por qué demonios lo haces tan difícil? – siseé

-Porque tú te empeñas en esconderme cosas, ¿No soy tu pareja Luan? – me dijo girando la cabeza para mirarme directamente.

-Si User, lo eres Demonios, pero ¿de verdad que necesitas saberlo todo? – resoplé.

-Si te afecta si – me replicó seguro y eso me llevó a rodar los ojos.

-Contarlo no solucionará nada – dije tras unos minutos.

-Inténtalo – me instó con calma.

Fue ahí cuando le expliqué de quién era la casa y qué había pasado en ella, mi infancia y cómo había decidido salir de la Antípoda. Al final sin darnos cuenta se hizo de día y la gente empezó a a parecer en el comedor cuan él me puso sus manos con suavidad en el cuello y me dio un suave beso antes de decirme:

-Gracias por contármelo…y ten por seguro que esta familia es mucho mejor que la que habitó aquí antes… –

-¡Iros para cama de vuelta! – escuchó que les decía Ameni jocoso.

-Lo sé…- le respondí con una sonrisa el beso antes de que los dos nos dirigiésemos a la mesa.

-Tu viejo ocúpate de tu Amada – le respondió a la pulla el Grande.

A este paso tenía en parte miedo a que los partos se dieran allí en vista de como estaba yendo todo, bueno, en parte sería algo con lo que jugar con las demás casas pero también sabrían que son nuestra debilidad.

Por ahora aún quedaba un tiempo en el cual nos organizaríamos y tantearíamos las otras casas, sobretodo la que queríamos destruir y a medida que pasase el tiempo veríamos como jugar nuestras cartas.

Lo que estaba asegurado era el logo de nuestra casa, sin duda los hijos de Mek llamaban la atención en todas las salidas, lo cual era una tapadera perfecta para él y para mi.


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