Luan
Dormía plácidamente cuando un susurro al oído me trajo desde el mundo de los sueños donde estas últimas noches no me había atormentado la insistente pesadilla de la muerte de Nebadur, tal y como lo había hecho estos últimos siglos.
-Siento despertarte Controladora pero tu compañero está aquí…y si no ha venido en todas las fiestas me intuyo que pasa algo –
Solté un profundo suspiro de resignación, estaba claro que el mundo ya nos había dado días suficientes antes de volver al caos absoluto.
«Y seguro que será por culpa de humanos» pensé abriendo lentamente los ojos para ver a Mek sentado delante de mi lado de la cama.
No hicieron falta palabras entre nosotros, con su mirada ya me dijo todo.
-Por supuesto que si…- murmuré levantándome.
-¿Qué sucede? – me preguntó User también levantándose.
-No se que es exactamente pero algo ha sucedido en el mundo – comenté poniendo mis ojos rojos para escrutar las sombras. – hay movimiento de demonios en el norte.
-Qué han hecho esta vez – gruñó el Grande caminando desnudo hacia su ordenador, lo cual en parte fue un regalo para la vista, para qué mentir – Deja de mirarme así Controladora o te ataré a la cama – murmuró volviendo la cabeza un momento para mirarme con una sonrisa pilla.
Eso me hizo reírme entre dientes para salvar la distancia que nos separaba mientras él abría el ordenador y se ponía a fuchicar en él.
No le llevó mucho ver que es lo que había sucedido ya que pronto escuché como daba un largo suspiro.
-Con razón hay tanto demonio reunido en el norte – gruñó para luego decirme que es lo que había sucedido – Cinco extremistas radicales se han puesto a disparar a diestro y siniestro dentro de un teatro – me relataba mientras los dos observábamos el video. – al menos hay 139 muertos….-
-Qué raro, humanos matando humanos – ironicé pero sin apartar la mirada del ordenador.
-Esto es una masacre Luan – me regañó con suavidad, no debía olvidarme que él también lo era. – Seguro que esto habrá afectado mucho a tu hijo.
Suspiré y cerré por un momento los ojos para luego abrirlos.
-Seguramente – admití y fue ahí cuando giré la cabeza para mirar a Mek. – Por eso has venido no? a buscarnos. –
-Ten por seguro que Neb no se quedará de brazos cruzados, además de que este atentado ha sacudido un avispero –
-Demasiados avisperos tiene este mundo – gruñí a disgusto.
-Por desgracia es una época convulsa y tu hijo está intentando a toda costa que haya una tercera guerra mundial –
-Bah, yo metería a todas esas avispas en una sala y que se matasen unas a otras – rezongué dándome la vuelta para ir a por mi ropa.
-Ojalá fuera tan fácil – admitió él con una sonrisa torcida.
-Quizás es que os complicáis demasiado vosotros. Las ratas son una plaga y las plagas hay que exterminarlas – rezongué mientras los dos nos vestíamos.
-El problema con tu plan es que si hiciésemos eso otro no tardaría en estar en su puesto – reconoció él.
-Pues que haga como el último lugar al que fuimos, que ponga a alguien en su lugar avisándole que como siga los pasos del anterior también correrá su suerte.
El Grande se echó a reír mientras nos dirigimos a la salida.
–Controladora me daría miedo que el mundo estuviera en tus manos –
Eso me hizo rodar los ojos por que en parte podría darse ese supuesto si no tuviera el más mínimo interés en hacerme con él.
-Pues ni tan mal, haría una buena limpieza y de rebote eso ayudaría a Gaia –
User hizo una suave mueca.
-El día que nos veas con otros ojos entenderás por qué tu hijo se reencarnó en humano –
-Yo a la familia de Nebadur no la veo con malos ojos – repliqué elevando una ceja mirándolo.
-Lo sé – me apaciguó – y es de agradecer, pero sabes perfectamente a que me refiero, a los humanos como raza en general.
Resoplé mirando al frente.
-Que maten a tu hijo –
El sonrió con tristeza.
-Ya lo hicieron….a más de uno –
Chasqueé la lengua y me paré, haciendo que el también se parase.
-No fueron las palabras más acertadas, lo siento –
Él me miró con cariño y apoyando su mano en mi cuello me dio un suave beso en los labios.
-Te la cobraré más tarde, tenlo por seguro – susurró contra estos y esas palabras en parte me aliviaron, a veces era demasiado brusca con mis palabras o mis gestos y en lo profundo de mi corazón no quiero hacerle ningún daño a él.
-Me lo pensaré – le respondí yo también en un murmullo.
Eso lo hizo reírse entre dientes.
–Controladora–
Fue en ese momento cuando un carraspeo nos sacó del momento y nos volvimos los dos hacia él.
-Ahora entiendo muchas cosas – comentó el abuelo de Nebadur con los brazos cruzados y en mitad del pasillo mientras su esposa estaba a su lado con una media sonrisa.
-Gané – dijo sencillamente pero a quien se lo decía era a su esposo.
-Viejo, a ver si te crees que eres el único que puede disfrutar de la fiesta de la embriaguez – le respondió User divertido.
-Oh, no es eso lo que me sorprende – admitió él con calma mientras nos poníamos a andar los cuatro. – ¿entonces tenemos doble boda?.
-No! -soltamos User y yo a la vez haciendo reír a la Matriarca mientras el abuelo de Neb enarcaba una ceja.
-Pronto caerá – dijo ella de forma resolutiva tensándome a mi haciendo que User se saliera por la tangente.
-Me imagino que vosotros también os habéis enterado de lo que ha sucedido –
-Una tragedia – comentó la Matriarca con pena.
-Lo que me sorprende es que vosotros os hayáis enterado, al estar en otra batalla más interesante… – dijo socarrón Ameni haciendo que Mek chasquease los dientes como si se estuviera riendo y yo lo fulminara con la mirada – Ah, entiendo – agregó con jocosidad.
Por suerte llegamos finalmente al comedor y , tras anunciarnos, entramos en este donde ya nos estaban esperando todos, incluída Gaia que estaba sentada al lado de la esposa de Akh, por el rabillo del ojo vi como la Matriarca les susurraba algo haciéndolas sonreír.
«No quiero saberlo» pensé para mi y desvié la mirada para que me llamase la atención la bola negra de ojos violetas que nos observaba desde el regazo de mi hijo.
Elevé una ceja al notar el poder que salía de ella y giré la cabeza hacia Mek el cual se hizo el loco tumbándose detrás de Neb, fue entonces cuando la panterita se bajó del regazo de mi hijo y fue hacia Mek contra el cual empezó a restregarse con cariño.
-Que demonios has hecho Mek – le siseé a mi compañero el cual sin mirarme sencillamente soltó un quedo gruñido.
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