Consecuencias forzadas

En el mundo no hay nada mas sumiso y débil que el agua. Sin embargo, para atacar lo que es duro y fuerte nada puede superarla

Luan

Fruncí levemente el ceño ante las palabras de mi hijo y miré hacia el exterior mientras el iris que solía ser verde de normal o rojo se me volvía completamente negro haciéndose uno con la pupila. Estuve un rato observando hacia afuera hasta que mi pequeño me preguntó:

-¿Estás bien madre? – asentí para luego mirarlo.

Al ver mis ojos dio un pequeño brinco en el sitio de la sorpresa.

-Tú ojo… – empezó a decir Ib.

-¿Qué estás viendo? – me preguntó la Matriarca por su lado también intrigada por el color.

-La realidad de las sombras – comenté con tranquilidad mirando de nuevo el exterior – observo el movimiento que hay en ella, suele decirte muchas cosas de un lugar, al final ambas realidades están conectadas y se influyen mutuamente.

-¿ Desde cuando tienes esa habilidad madre? – me preguntó Nebadur porque que él recordara nunca me la había visto usarla.

-La aprendí a lo largo de estos milenios – comenté en tono neutral sin mencionar de dónde había surgido, que no era de otro sitio que el hecho de, al no querer pisar este plano si me intrigaba el saber qué estaba pasando a este lado cuando en la realidad de las sombras se revolucionaban los demonios o los carroñeros.

-No tenía ni idea de que se podía hacer eso – admitió pensativa Alauniira.

-Yo pensé que sólo podías cruzar físicamente entre realidades - dijo Ib.

-Eres toda una caja de sorpresas – bromeó el grande para que mi hijo admitiese con una sonrisa:

-Y aún no has visto nada –

-¿ Y has visto algo? – dijo a su vez intrigada la mujer del padre de Nebadur.

Asentí para luego sonreír a medias.

-Yo detendría el coche en algún lugar discreto –

-¿ Por qué? ¿ Hay algún peligro? – preguntó el abuelo mirándome rápidamente por el espejo retrovisor.

-No, pero si creo que hay alguien que quiere hablar con nosotros – admití de forma resolutiva.

-¿Alguien del mundo de las sombras? – me planteó mi pequeño elevando una ceja.

-No, es Gaia – aclaré de forma tranquila mirando por el ojo de la realidad para ver como caminaba en una dirección – y está yendo hacia allí – señalé hacia la derecha, donde nos metíamos más en el interior de la ciudad, justamente hacia donde los edificios ya estaban acabados y era difícil ver personas, quizás algún soldado de vez en cuando y que pasaban en un carro como el nuestro.

-¿Qué hace Gaia en la realidad de las sombras? ¿ Por qué no se ha presentado delante de nosotros como siempre? – planteó Nebadur sus dudas en voz alta.

-Una razón tendrá mi pequeño, Gaia no hace las cosas al azar – le dijo su padre con tranquilidad y cariño.

-No creo que tardemos en averiguar el motivo – admitió Usermaatre.

-A mi ya me fue a buscar allí en su momento – admití mientras el abuelo aparcaba el coche.

Fue ahí cuando Nebadur me miró sorprendido.

-¿Gaia te fue a buscar? –

Asentí levemente mientras nos bajábamos.

-Fue la que me dijo que habías renacido y que me añorabas –

-Vaya…- murmuró

-Eso fue un gran gesto por su parte aún que quizás no sepa hasta que punto – le dijo con cariño Akh a su hijo.

-Pero implica que lo valora – apuntó Nessariäh.

-Entonces…¿vamos a ir a la realidad de las sombras? – planteó Ib dubitativa.

Por mi parte volví a asentir de forma relajada, era normal que para ella fuera chocante y además hasta bueno que le tuviera respeto, no era un sitio al cual entrar a tontas y a locas o sin estar muy seguro de que podrías volver a salir de ahí vivo.

-¿Es seguro? – planteó el abuelo de Neb frunciendo el ceño.

-Solos no, junto a Madre si – le aseguró Nebadur para luego mirarme convencido de sus palabras.

-Además si Gaia está ahí es porque nos espera – le argumentó Alauniira a su marido el cual lo aceptó.

-Si estáis listos…- observé a mi alrededor para cerciorarme de que estábamos solos, lo cual así era, para luego abrir la realidad de las sombras y dejar que la cruzasen para ser la última cerrándola detrás de mi.

Acabamos todos dentro de aquella realidad de grises difusos y fue ahí cuando vimos a Gaia a unos metros de nosotros destacando como el único ser a color…bueno, salvo Mek que brillaba con su propio color.

-¿Mek está bien? – me preguntó el padre de Nebadur y fue inevitable que este y yo cruzásemos una mirada divertida recordando la primera vez que él me había hecho casi la misma pregunta.

Por eso fue él el que se lo explicó:

-Padre, Mek es el alma de alguien que fue encerrado en una sortija, Madre lo encontró ya incluso antes de que yo naciera en mi anterior vida e hizo un pacto de alma con él para romper esa maldición, por eso no se pueden separar durante demasiado tiempo. -hizo una breve pausa – El alma de Mek adoptó esta forma con ese nuevo pacto pero esta es una realidad de residuos de espíritus, Demonios y…-

-Demás entes – le dije con una sonrisa porque si se ponía a calificar toda la fauna quizás acababa en tres días.

Él me devolvió la sonrisa antes de continuar con su explicación:

-Es como si nuestra alma estuviera dentro de nosotros, como un botijo que guarda el agua en su interior. Si se quedase sin esa protección ante los que aquí habitan sería absorbida por ellos al momento. Por eso nosotros no brillamos y él si, el carece de botijo y el brillo es como una reacción de su alma que está creando una capa de inmunidad para protegerse.

-Veo que aprendiste bien la lección – le dije con una medio sonrisa a Nebadur.

-¿Y eso no es peligroso para vosotros? – me preguntó Ib por su lado.

Me reí entre dientes sin poder evitarlo.

-Lo siento, no me estaba riendo de la pregunta, lo que pasa es que Nebadur me hizo la pregunta tal cual como tú en su día y te diré lo mismo que le dije: Sólo atacan a presas que saben que pueden cazar y nosotros no somos una –

Eso hizo sonreír a medias a la Matriarca porque sabía que no era una fanfarronería sino la constatación de un hecho.

-Y aclarado esto. No creo que debamos hacer esperar a Gaia – comentó el abuelo de Neb.

-No, claro que no – admitió este para que luego nos encaminásemos hacia ella.

-Hola Gaia…¿ por qué….? – le planteó mi hijo extrañado.

-Si pisara ese sitio ahora mismo quizás fuera lo último que verían – comentó esto último seria, vi como Nebadur se estremecía, el ya lo había estado asegurando durante el camino, que ella no iba a estar nada contenta con lo que estaba pasando al otro lado y ahí tenía su confirmación.

-Estamos en ello Gaia – le aseguró Neb.

-Lo sé, por eso no quiero tentar su suerte ni hacer nada que afecte a nuestro pacto – respondió ella.

-¿ Sólo es eso lo que te ha traído aquí Gaia? – le planteó con respeto Nessariäh.

Gaia negó suavemente con la cabeza a la vez que yo observé un cambio en las sombras, para los que no estaban acostumbrados a estar en esa realidad no se darían cuenta pero yo si lo hice y por eso mi cuerpo se puso en tensión.

-¿Madre? – escuché que me llamaba preocupado mi hijo a la vez que todos me miraban, yo en ese momento no les estaba haciendo caso sino que me había girando en una dirección a la vez que Mek echaba las orejas hacia atrás – ¿Mek? –

-¿ Qué pasa? – planteó la pareja del abuelo de Nebadur mirando en mi misma dirección para luego notarlo también – ¿ A dónde van? – ahora ella también lo había visto, los carroñeros se desplazaban todos en una misma dirección.

-¿Alguien nos puede aclarar qué está pasando? – resopló el hijo de Amón.

-Yo tampoco entiendo nada – admitió Nessariäh.

-Ellos ya lo han notado – dijo en el mismo tono Gaia.

-¿Notado el qué exactamente? – le preguntó el Grande ya también en tensión al ver las reacciones que estaban teniendo los demás.

La guinda al pastel fue cuando Nebadur apoyó la mano en su pecho, quizás por eso Gaia había decido quedar con ellos allí, por la diferencia de tiempo que había entre realidades y que allí la opacidad del problema que habíamos ido a averiguar no podía tapar ese.

-Oh no, no, no, no….- empezó a murmurar mientras se ponía blanco.

Su padre estuvo rápido y lo sujetó mientras él miraba a Gaia.

-No lo hagas…- le pidió pensando que era un castigo por aquella ciudad maldita.

-No lo he hecho aún que ganas no me han faltado – le aseguró – si fuera cosa mía qué finalidad tendría esta conversación.

Ahí le di la razón mentalmente, si ese hubiera sido el caso no habría ido a avisarles, sencillamente lo hubiera hecho.

» Pero eso significa que alguien lo ha provocado » pensé para mi antes de escuchar al Magnífico decir ya mosqueado:

-¿Podéis dejar de ser tan crípticos y explicarnos qué está pasando?

Ahí lo miré entiendo que, al no saber el motivo de nuestras reacciones era lógico que quisiera enterarse de lo que sucedía.

-Los carroñeros se están agrupando en una zona en específico –

-¿Y eso qué significa? – me preguntó el protector de Maat.

-Por experiencia eso sólo significa una cosa…un festín de comida – dije lentamente.

-Eso no suena bien – admitió él.

-Y no lo es – repliqué dándole la razón.

-Se va a romper la presa – les reveló Nebadur – la más alejada, hará un efecto dominó –


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