Un peso ni se quita ni desaparece.
Luan
Pensé en ir a buscar a esos dos pero me ganaron las ganas de quedarme con mi hijo y por ende decidí permanecer junto a él.
-Tendré entonces que agradecerle a tu abuelo el que hayas vuelto – admití con una pequeña sonrisa antes de mirar hacia el exterior – Aún te quedan unas horas de sueño antes de comenzar el día – le dije con suavidad levantándome de su cama.
-Madre…¿Dónde estuviste todo este tiempo? -me preguntó mirándome y fue ahí cuando yo apoyé la mano sobre mi espada mientras Mek no se había movido de su lado en la cama.
-Cuando pasó eso….decidí irme a la realidad de las sombras…-suspiré de forma profunda – En su día estaba tan enfadada con Loth y con Corellon…que preferí desentenderme antes de ir a por tus padres…sabía que eso te habría dolido…por eso me fuí al reino de las sombras, así podía ayudar pero sin tener que estar en este plano…-
-Madre…- murmuró Neb pero ella lo detuvo levantando suavemente su mano.
-Lo importante es que ahora estás aquí, el pasado siempre nos forja, a todos. – le acaricié con suavidad la mejilla – lo único que siento es no haber estado todos estos años a tu lado….pero ya veo que aún en lo peor has construido una nueva familia que te quiere y aprecia –
-Los quiero con toda mi alma – admitió él mirándome lo cual me llevó a sonreír a medias y asentir.
-Ve a prepararte entonces, quiero conocerlos, porque Mek ya los tendrá más que conocidos -bromeé separándome de él.
Lo vi sonreír divertido a la vez que me dirigía al balcón con Mek a mi lado y me hacía invisible para dejar que aderezasen la habitación mientras estaba en el baño.
-Así que llevas años sabiendo que está vivo – le dije a Mek el cual puso las orejas hacia atrás. – ¿A qué viene eso? – él ahí me miró de forma intensa.
-Por supuesto que no te iba a creer…- rezongué sabiendo que él muchas veces me había intentado hacer volver del reino de las sombras pero me había negado de forma rotunda.
Era demasiado doloroso para mi volver a esta realidad sin Nebadur…pero ahora que estaba…todo era diferente.
Lo vio salir del baño una vez estuvo listo y sonreí a medias volviéndome de nuevo visible.
-¿Qué? – me preguntó él al ver esa sonrisa guasona
-Nada, nada, viejos recuerdos – admití mirándolo de pies a cabeza mientras Mek se acercaba a él junto a Sa.
-¿Viejos recuerdos? – me planteó Neb.
-Si…de una cueva y de Urik…-le dije recordando viejas andanzas lo cual lo llevó a sonreír.
-Urik….- murmuró con añoranza.
-Fueron buenos tiempos – admití para luego palmear de forma suave su espalda – pero mejores vendrán –
Él asintió para luego dirigirme por el palacio hasta el comedor, sitio en el cual se encontraba ya su familia actual.
Mek siguió a Sa hacia un lado donde tenían sus comederos desentendiéndose del tema mientras que Neb me decía:
-Madre, te presento a mi familia Nebmaatre junto a su esposa Alauniira y su hija, mi tía. mi padre Akh junto también a su esposa Nessariäh y su hija, mi hermana, Usermaatre apodado Ramsés El Grande, Protector de Maat y a Sa, que ya lo conocéis.
Asentí levemente y de forma solemne reconociéndolos a todos como los familiares de Nebadur, sabía que ellos para él eran muy importantes.
Me alegró ver que había conseguido formar una familia en esta nueva vida, una que lo protegería y con suerte evitaría que volviera a pasar lo de antaño y que no habíamos podido evitar.
» Esta vez….si vuelve a pasar….sin importar el coste…tengo que protegerlo…tengo que protegerlos…ahora son su familia…»pensé para mi viendo la gran diferencia que había de cuando eramos mercaderes a la vida actual que tenía.
-He oído hablar mucho de ti en el inframundo… – escuchó que le decía la antigua Matriarca.
-¿De mi? – le planteé elevando una ceja ya que la última vez que había pisado ese lugar por lo que parecía habían sido milenios
Alauniira asintió para luego mirar a Mek.
-Sois una leyenda entre las Matriascas, aquella que se enfrentó a Loth –
La miré de pies a cabeza sopesando su poder y vi que era bastante grande.
-No pienso enfrentarme a ti, yo también veo tu poder – me dijo a bote pronto lo cual me hizo sonreír a medias.
-No soy de las que van retando a Matriarcas, sean o no exiliadas – le respondí con tranquilidad lo cual le sacó una pequeña sonrisa.
Escuchamos un carraspeo y era el de Nebmaatre que no quería que la sangre llegase al río pero realmente yo no había visto ningún tipo de animosidad en su pareja.
– Yo soy Nessariäh, espero que también no me juzgues –
Miré a Neb para luego mirarla a ella y a Akh que parecía estar protegiéndola en silencio.
-Yo sólo juzgo cuando algo está mal con Nebadur, si estáis juntos no diré nada ni me importará….sed felices en lo posible y no miréis atrás..-
Relacionado con:
Un viaje transcendental en el autobús
Antes o después comparecemos ante un juez
Pingback: Sólo hay un mundo | Anuska Martínez
Pingback: El puente entre la vida y la muerte | Anuska Martínez
Pingback: Las tinieblas y las sombras no son lo mismo | Anuska Martínez
Pingback: Hay seres que jamás debieron existir | Anuska Martínez
Pingback: El mal nunca duerme | Anuska Martínez
Pingback: Delegar no es de débiles | Anuska Martínez
Pingback: Un nuevo Amanecer | Anuska Martínez
Pingback: Seguir adelante | Anuska Martínez
Pingback: El Prodigio | Anuska Martínez
Pingback: Las verdades poco a poco salen a la luz | Anuska Martínez
Pingback: Presagios en el pasado | Anuska Martínez
Pingback: Reencuentro | Anuska Martínez
Pingback: Tributo | Anuska Martínez
Pingback: El Gato | Anuska Martínez
Pingback: El Gato | Anuska Martínez
Pingback: La pureza de la nieve | Anuska Martínez
Pingback: Tiempo de esperanza | Anuska Martínez
Pingback: Paz | Anuska Martínez
Pingback: Mi corazón juega con mi mente | Anuska Martínez
Pingback: El Pacto | Anuska Martínez
Pingback: Los cambios siempre asustan | Anuska Martínez
Pingback: Aceptar el pecado | Anuska Martínez
Pingback: Funeral | Anuska Martínez
Pingback: Ruinas | Anuska Martínez
Pingback: Viaje | Anuska Martínez
Pingback: Tomar las riendas | Anuska Martínez
Pingback: Pasos | Anuska Martínez
Pingback: Blancas mueven primero y después sigue el juego. | Anuska Martínez
Pingback: A perro que duerme no lo despiertes. | Anuska Martínez
Pingback: Tiempos de cambio | Anuska Martínez
Pingback: Paréntesis | Anuska Martínez
Pingback: El conocimiento es poder | Anuska Martínez