Persiguiendo una sombra

Pusiste en movimiento el tiempo y el espacio pero aún y así vienes y llamas por mi nombre.

Gaia había presenciado todo en silencio, había pensado que quizás la podían necesitar pero todo se había solucionado al menos temporalmente.

Observó como Neb se retiraba a su habitación después de que le dieran un nuevo nombre a la Drow y fue ahí cuando se quedó pensativa, recordando como había extendido sus manos frente a otra Drow y el leopardo que la había ido a buscar.

» Ella es importante para él, la necesita» pensó para si.

Loth le había puesto en el camino una compañera pero ella iba a ponerle una madre.

Por eso desapareció en silencio para ir donde ella, que se encontraba en la realidad de las sombras luchando contra todo aquel que buscaba entrar al mundo, fuera por deseo o por invocación.

Luan en ese momento estaba con sus conocidas espinas rodeando a un demonio mientras que su espada dentada brillaba en un verde brillante justo antes de darle el golpe final.

-Veo que proteges bien las sombras – le dijo Gaia con calma y ella se volvió lentamente mientras Mek movía las orejas también girándose hacia ella.

Luan la observó, viendo que no desprendía ningún tipo de aura, lo cual la puso en sobre-aviso, no era una persona al uso….además de que parecía humana.

-Y tú eres…- le preguntó.

-Gaia, un placer conocerte por fin Luan – le replicó sonriendo.

Ahí Luan elevó una ceja y se planteó si ese nombre se lo habían puesto sus padres o si realmente era la Gaia original. Luego observó su aspecto acabando en sus ojos, esos que la representaban como a la que más.

Luan asintió reconociéndola como la madre del mundo para luego plantear:

-¿Y qué se le ha perdido aquí? –

Gaia sonrió a medias ante tal pregunta, sólo alguien de su estatus se atrevería a tratarla así sabiendo quién es. No le sorprendía ya que había visto como se relacionaba con Loth y Corellon, Luan no era de las que se cortase sin importar que fueran Dioses o no.

-Vine porque tu hijo te extraña – le dijo con sencillez.

Esas palabras tensaron a la Drow la cual apretó el mango de su arma a la vez que sus dientes. Nebadur…

El dolor aún la perforaba recordando como no lo había conseguido proteger…como ellos tampoco y por eso había cortado todo lazo antes de matarlos y dejar que el mundo, el universo entero ardiera…

No le importaba en lo más mínimo si eso apagase un poco su propio fuego interno…

Pero no lo hizo porque sabía que Nebadur no habría querido eso…por tal motivo se había ido al mundo de las sombras a controlarlas, no quería seguir en una realidad donde él ya no estaba.

Gaia la observó atenta a todos sus pensamientos.

-¿No notaste que Mek se fue hace unos días? – le planteó curiosa.

-Mek puede ir y venir cuando quiera si no daña el vínculo, no soy su dueña – replicó Luan frunciendo el ceño sin entender por dónde le iba a salir.

-Vino a mi – le dijo Gaia con sencillez y fue ahí cuando Luan miró a Mek y este torció la cara como quien no quiere la cosa.

-¿Por qué? – planteó la Drow.

-Por que está preocupado por Nebadur – admitió ella con sencillez.

Ahí se hizo un silencio prolongado antes de que Luan repitiese el nombre separando las sílabas.

-¿Nebadur? –

-Volvió a renacer, esta vez como humano. – le indicó Gaia con una sonrisa – Claro, al no salir de aquí el tiempo pasa diferente… – se quedó pensativa – en la realidad que pertenezco han pasado miles de años para ti –

-No es posible….- murmuraría Luan mientras su espada dejaría de brillar y ahí Mek la volvería a mirar ahora curioso.

-¿Dices que Nebadur está vivo? – le plantearía directa a Gaia la cual asentiría.

Sería en ese momento cuando Luan enfundaría su arma para luego abrir un portal para volver a su realidad.

Mek antes de cruzar para seguirla dirigió su mirada a Gaia de forma agradecida.

-Se necesitan – fue la única respuesta que obtuvo de ella antes de que el gran felino asintiera antes de ir tras su compañera cruzando la grieta entre realidades.


Luan

Aterricé de vuelta al mundo, no sabía cuanto tiempo había transcurrido, en la realidad de las sombras todo trascurría a otro ritmo.

Levanté la vista para observar una edificación que no reconocía mientras Mek salía por la grieta que estaba a punto de cerrarse y se posicionaba a mi lado.

-No me suena de nada…ni el Palacio de Samara se asemeja a este – le dije a mi compañero, el cual parecía estar muy tranquilo.

Movió sus orejas para luego encaminarse hacia un lado, lo seguí intrigada ya que parecía saberse el camino hacia donde él quisiese llegar.

Crucé una pequeña puerta de madera que desembocó en un estrecho camino hasta las cocinas, donde a esa hora no había nadie.

Mek se puso delante de una puerta y se la abrí con cuidado y con el oído fino, y menos mal, metros más allá vi a varios guardias.

» ¿Dónde me estás metiendo Mek? » pensé mientras lo veía hacerse invisible usando la habilidad del demonio que hace años habíamos aprendido.

Yo también la usé para luego pasar lentamente junto a los guardias para no levantar ningún tipo de viento y, tras empezar el tramo de escaleras subir despacio sin que me escuchasen.

Seguí a Mek por los pasillos hasta que este se paró en un balcón mirando hacia su diestra, seguí su mirada para ver un pequeño bordillo y sabiendo lo que pretendía rezongué:

-¿Ahora nos vamos a poner a saquear? –

Él sólo me miró para retroceder y coger carrerilla antes de saltar antes de posar sus patas traseras sobre la barandilla del balcón donde estábamos antes de acabar sobre la otra y mirarme todo orgulloso.

Le devolví la mirada y repliqué:

-No te pongas tan gallito – antes de hace aparecer cientos de espinas que conectaban ambos balcones por las cuales pasé caminando tan tranquila.

Escuché un gruñido por su parte y sonreí divertida.

-Como si no me conocieras – le solté para luego mirar hacia el interior que estaba cubierto por un par de cortinas que se movían suavemente con el viento – ¿y ahora? –

Le planteó a la pantera la cual hizo un chasquido como si fuese obvio lo que iban a hacer antes de avanzar hacia el interior.

Puse los ojos en blanco para seguirla y fue ahí cuando mis ojos se pusieron rojos para adaptarse a la luz, vi de pronto como Mek estaba frotando su cabeza con otro leopardo más pequeño en tamaño que él pero leopardo al fin y al cabo.

Mek, tras saludarlo se acercó a la cama y se subió a ella para luego acostarse pegado al durmiente.

Yo me aproxime con cuidado a él sin entender el comportamiento de Mek hasta que me agaché y le vi la cara.

Era igual a Nebadur….sin las orejas puntiagudas pero allí estaba…en carne y hueso…

-Nebadur…- murmuré pasando mi mano por su mejilla con suavidad.


Relacionado con:

Audiencia

Madre con Madre

Familia

Un mundo en armonía

Pasado y Presente

Hasta el mundo aprende

Respuestas

La Llamada

Amazonia

Yo te llevaré

Vida

Me muero

Tinieblas

Gaia

Urusalim

Marruecos y Libia

España

Egipto

Persia

Ucrania

Sudáfrica

Un viaje transcendental en el autobús

El inicio de una era

El Encuentro

Anjesenamón

La pandemia

Antes o después comparecemos ante un juez

El regreso de Maat

Ante la balanza

Luz en medio de la Oscuridad

El Reinado de Isefet

La decisión

Maat e Isefet

Símbolo Viviente de la Divinidad

Horus en el Nido

86 comentarios en “Persiguiendo una sombra

  1. Pingback: El amor de un padre | Anuska Martínez

  2. Pingback: Dejar al mundo girar | Anuska Martínez

  3. Pingback: Terror | Anuska Martínez

  4. Pingback: Sólo hay un mundo | Anuska Martínez

  5. Pingback: Doble frente | Anuska Martínez

  6. Pingback: El puente entre la vida y la muerte | Anuska Martínez

  7. Pingback: Las tinieblas y las sombras no son lo mismo | Anuska Martínez

  8. Pingback: Hay seres que jamás debieron existir | Anuska Martínez

  9. Pingback: El mal nunca duerme | Anuska Martínez

  10. Pingback: Delegar no es de débiles | Anuska Martínez

  11. Pingback: Un nuevo Amanecer | Anuska Martínez

  12. Pingback: El Prodigio | Anuska Martínez

  13. Pingback: Las verdades poco a poco salen a la luz | Anuska Martínez

  14. Pingback: Presagios en el pasado | Anuska Martínez

  15. Pingback: Reencuentro | Anuska Martínez

  16. Pingback: Tributo | Anuska Martínez

  17. Pingback: Momento de asueto | Anuska Martínez

  18. Pingback: El Gato | Anuska Martínez

  19. Pingback: La pureza de la nieve | Anuska Martínez

  20. Pingback: Tiempo de esperanza | Anuska Martínez

  21. Pingback: Paz | Anuska Martínez

  22. Pingback: Mi corazón juega con mi mente | Anuska Martínez

  23. Pingback: El Pacto | Anuska Martínez

  24. Pingback: Los cambios siempre asustan | Anuska Martínez

  25. Pingback: Aceptar el pecado | Anuska Martínez

  26. Pingback: Funeral | Anuska Martínez

  27. Pingback: Tomar las riendas | Anuska Martínez

  28. Pingback: El Paseo | Anuska Martínez

  29. Pingback: Pasos | Anuska Martínez

  30. Pingback: Blancas mueven primero y después sigue el juego. | Anuska Martínez

  31. Pingback: A perro que duerme no lo despiertes. | Anuska Martínez

  32. Pingback: Tiempos de cambio | Anuska Martínez

  33. Pingback: Diplomacia | Anuska Martínez

  34. Pingback: Paréntesis | Anuska Martínez

  35. Pingback: El conocimiento es poder | Anuska Martínez

  36. Pingback: Unión familiar | Anuska Martínez

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.