La llamada

Comenzó como una sensación que luego creció hasta convertirse en una esperanza….

Gaia los condujo de vuelta al hotel mientras que hizo que su energía los recorriera a todos en mayor o menor medida. En esa alianza ella toma la ayuda como recíproca y en ese caso veía que ellos habían hecho todo el trabajo por ella y le habían devuelto un poco de respiro, era lo mínimo que podía hacer.

-No hace falta Gaia – le dijo el hijo de Atón y ella negó con la cabeza.

-Vosotros habéis luchado por sanarme, es lo mínimo que puedo hacer – repliqué con suavidad mirando a las pequeñas que estaban dormidas.

-¿Cual es el siguiente paso? – preguntó Nebjeperure el cual estaba rebosante de su propia energía.

-Nebjeperure… – le empezó a decir el Magnífico y fue ahí cuando Gaia intervino con suavidad:

-Yo también quiero acabar cuanto antes con mi sufrimiento pero se que no es tan fácil – le puso una mano en el hombro – estás cansado y tus familiares también, yo puedo haceros recuperar un poco las energías físicas pero no las mentales – clavó sus ojos bicolor en él para luego ver como suspiraba como con resignación.

Gaia ladeó la cabeza para luego comentarle segura:

– Lo lograremos –

Él asintió sabiendo que esa era una certeza y luego todos se retiraron a descansar. Gaia no necesitaba eso, nunca dormía, siempre estaba atenta, su trabajo era ese, cuidar de todos los que en ella descansaban…vivían…crecían…se transformaban y morían….

De ahí que no se fuera de donde ellos se encontraban, al estar junto a ellos y a esa alianza sentía que estaba viva, que algo podía pasar junto a ellos.

-Un simple cambio en el viento – murmuró mientras los notaba a todos dormir a su alrededor, cada cual en su habitación, para luego caminar en el silencio de la noche y alzar la mirada.

-Ellos me protegen, yo los protejo…-respiré hondo para luego sin saber por qué sonreír.

¿Cuándo había sido la última vez que había estado con humanos de forma tan cercana? Ya ni se acordaba…

Observó con curiosidad la habitación los avances tecnológicos como la televisión y demás aparatos no le resultaban una novedad como tal porque desde que los humanos habían empezado a crear ella siempre había estado atenta, desde la electricidad hasta acabar en la actualidad.

Siempre le había fascinado su inteligencia y su forma de crear cosas cada vez más avanzadas, sin duda de todas las especies que habitaban la tierra ellos siempre habían sido los que más la habían impresionado en ese sentido.

Me paré ante un reloj que marcaba la hora de forma analógica pero sólo visualmente, ya que era totalmente digital, el segundero circulaba sobre la superficie como una pequeña mancha, me recordaba a un pequeño bicho que se desplazaba desesperado por una tela de araña buscando el hueco para escapar.

-Pero la tela ya está tendida y la araña acecha….- murmuré quedándome unos segundos más mirando el reloj para luego separarme y volver a pasar la mirada por la habitación.

El sofá, las plantas, los cuadros, los muebles, la vidriera…

¿Cómo la misma gente que hacía aquellas cosas podía estar haciéndole tanto daño?

Se llevó una mano al pecho y respiró profundamente para luego suspirar con gusto mientras se le escapaba una media sonrisa.

-Ese suspiro sonó muy profundo – escuchó una voz antes de que en el salón se hiciera la luz y vio aparecer al Grande.

Asentí sin sorprenderme, ya lo había notado acercarse por el pasillo para luego decirle:

-Deberías de estar descansando –

Él sonrió a medias pero agradecido para luego comentar:

-Gracias a tu energía y las horas de sueño ya estoy totalmente recuperado –

Gaia ladeó la cabeza:

-¿Entonces vas a ir a asaltar conventos? –

Él elevó una ceja mientras se le escapaba una sonrisa divertida:

-¿Asaltar conventos? Ya me puedo imaginar quién dijo semejante cosa –

-Nebjeperure lo llamó….chiste – admití de forma lenta arrancándole una suave risa que me hizo volver a ladear la cabeza.

-Sin duda lo es, al menos a medias – sonrió de forma lobuna lo cual me hizo ladear la cabeza hacia el otro lado.

-No veo nada de malo en la reproducción de las especies – admití.

-Oh, a veces ya no es sólo la reproducción, sino el hecho de hacer el acto – admitió el grande sentándose con tranquilidad.

-Creo que eso no lo he entendido – le dije acercándome a él con curiosidad.

-Los humanos cuando hacemos el acto disfrutamos de este, no como otros animales como por ejemplo los gatos – le aclaró mientras me sentaba a su lado.

-Mmmh, ¿entonces no lo hacéis sólo para reproduciros? –

-Exactamente, también lo hacemos por el simple placer – me dijo con sencillez.

-Curioso…- murmuré ya que por lo general todas mis criaturas lo hacían por la necesidad de reproducirse y dejar en el mundo una prole – y extraño…si no tiene la finalidad de reproducirse…-


Relacionado con:

Amazonia

Yo te llevaré

Vida

Me muero

Tinieblas

Gaia

Urusalim

Marruecos y Libia

España

Egipto

Persia

Ucrania

Sudáfrica

Un viaje transcendental en el autobús

El inicio de una era

El Encuentro

Anjesenamón

La pandemia

Antes o después comparecemos ante un juez

El regreso de Maat

Ante la balanza

Luz en medio de la Oscuridad

El Reinado de Isefet

La decisión

Maat e Isefet

Símbolo Viviente de la Divinidad

Horus en el Nido

83 comentarios en “La llamada

  1. Pingback: Sombras y luces | Anuska Martínez

  2. Pingback: Blancos o negros | Anuska Martínez

  3. Pingback: Fiesta | Anuska Martínez

  4. Pingback: Amor verdadero | Anuska Martínez

  5. Pingback: ¿Qué es el tiempo? | Anuska Martínez

  6. Pingback: El guardián | Anuska Martínez

  7. Pingback: El amor de un padre | Anuska Martínez

  8. Pingback: Dejar al mundo girar | Anuska Martínez

  9. Pingback: Sólo hay un mundo | Anuska Martínez

  10. Pingback: El puente entre la vida y la muerte | Anuska Martínez

  11. Pingback: Las tinieblas y las sombras no son lo mismo | Anuska Martínez

  12. Pingback: Hay seres que jamás debieron existir | Anuska Martínez

  13. Pingback: El mal nunca duerme | Anuska Martínez

  14. Pingback: Delegar no es de débiles | Anuska Martínez

  15. Pingback: Un nuevo Amanecer | Anuska Martínez

  16. Pingback: El Prodigio | Anuska Martínez

  17. Pingback: Las verdades poco a poco salen a la luz | Anuska Martínez

  18. Pingback: Presagios en el pasado | Anuska Martínez

  19. Pingback: Reencuentro | Anuska Martínez

  20. Pingback: Tributo | Anuska Martínez

  21. Pingback: El Gato | Anuska Martínez

  22. Pingback: La pureza de la nieve | Anuska Martínez

  23. Pingback: Tiempo de esperanza | Anuska Martínez

  24. Pingback: Cicatrices invisibles | Anuska Martínez

  25. Pingback: Avanzar nunca ha sido fácil | Anuska Martínez

  26. Pingback: Mi corazón juega con mi mente | Anuska Martínez

  27. Pingback: Los cambios siempre asustan | Anuska Martínez

  28. Pingback: Aceptar el pecado | Anuska Martínez

  29. Pingback: Funeral | Anuska Martínez

  30. Pingback: Tomar las riendas | Anuska Martínez

  31. Pingback: Tiempos de cambio | Anuska Martínez

  32. Pingback: Paréntesis | Anuska Martínez

  33. Pingback: Aprendiendo | Anuska Martínez

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.