El Monte Ombligo CLXXVI

Hogar dulce hogar.

 

Atón y Ángelo cruzaron durante unos segundos sus ojos en una significativa mirada que no necesitaba palabras. Estaba claro que los ramalazos de Supremo Señor del Sistema seguían ahí en Ra, cosa que era lógica ya que era parte de su forma de ser por lo tanto a ninguno le pareció mal, más bien al contrario, los divirtió el verlo. Por un momento había sido él en estado puro.

Ángelo volvió la vista hacia la pantalla de comunicación y le dijo a su padre:

-Entonces Yata os escoltaremos hasta Iunu y una vez allí devolveremos los ojos y la nave a sus respectivos lugares.

-Bien -quedó  él satisfecho con lo que su hijo le dijo  y no tardaron mucho en entrar en hipervelocidad seguidos de la nave de Anubis, la otra nave Ori y las Ha’taks que allí se encontraban.

Fue en ese momento cuando Kate reparó en ese detalle y sonrió divertida antes de comentar:

-Bueno, si por algún casual al salir de la hipervelocidad pillamos a alguna nave que esté por ahí de paso o quizás algún transportista seguro que se hace sus cosas encima.

Noa miró por un momento a su madre sorprendida para luego echarse a reír con ganas por lo que Kate se estaba imaginando, un pobre hombre ojiplático que de pronto perdía el color al ver toda la flota frente a él, en su pequeña cáscara de nuez.

Al final Adria no pudo aguantar la risa y se tapó la boca para disimularlo mientras Moros sonreír muy divertido.

-Anda que, se te ocurre cada cosa… -comentó Ra, el cual de haber podido, habría puesto cara de circunstancia.

-¿Qué? Porque no podéis pescar en el espacio porque me lo imagino igualito a si hay un pobre hombre con su barquito de remos tan tranquilo viendo a ver si pica algo y de pronto se le plantan delante no se, ¿tres portaaviones y unas cuantas fragatas?

Claramente esa imagen que se estaba imaginando también la vieron los que podían lo cual implicó que Noa no dejara de reírse.

-Ah Ma para por favor, me va a doler la barriga -comentó la niña recuperando el aliento.

-¿Tan gracioso es? -planteó curioso Ra por su parte y Moros afirmó socarrón:

-Imaginación no le falta -luego admitió-, aunque sí podemos parecer intimidantes.

-Eso es bueno, espantará a los moscardones -comentó jocosa Kate.

Tardaron unas horas más en llegar pero finalmente salieron de la hipervelocidad para acabar frente a Iunu, Adria pudo sentir como Ra, Nebnefer, Noa y Kate se sintieron de vuelta a casa con aquella visión. Como cuando regresabas de unas vacaciones y veías tu ciudad de nuevo. Era un sentimiento cálido y también de tranquilidad ya que volvías a la zona de confort.

En ese punto volvieron a recibir una llamada de la nave de Anubis a la cual contestaron:

-Tendréis que esperar mientras despejamos uno de los hangares para que puedan entrar las tres naves -les informó Ángelo.

-Oh no, nuestra nave se quedará en Órbita -dijo en ese punto la Orici agradecida con aquel gesto que era como una invitación a entrar a su casa.

El Supremo Señor del Sistema asintió aceptando su deseo pero le dejó la puerta abierta:

-Podrán aterrizar cuando quieran sino, no dudes en pedirnos lo que os haga falta.

Adria bajó por un momento la mirada para luego darle las gracias de forma sincera:

-Lo… tendré en cuenta, muchas gracias.

-Entonces os prepararé los anillos -comentó el Antiguo por su lado- así bajáis mientras yo aparco -añadió bromista.

Los demás estuvieron de acuerdo con aquello y una vez los preparó y antes de que se marcharan Moros les recordó:

-No os olvidéis el Arca.

-La cogemos ahora -le respondió Kate con un cabeceo de cabeza. Dicho y hecho, eso hicieron antes de salir del puente de mando en dirección a la sala de los anillos.

Cuando Moros estuvo finalmente solo se volvió a centrar en la llamada que aún seguía abierta:

-Vaciar un Hangar, buena excusa.

-El mérito es de Atón, él me lo contó -opinó con un leve encogimiento de hombros Ángelo mientras el aludido sonreía.

-No ha sido nada, además de que realmente de no saberlo si tendríamos que haberlo hecho -admitió el Señor del Sistema.

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Un comentario en “El Monte Ombligo CLXXVI

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